Nostalgia del Muro de Berlín
Parece que fue ayer. El mundo recuerda la caída del Muro de Berlín, todo un símbolo del fin de los regímenes comunistas en Europa, 20 años después. Pocos días antes visitó la República Democrática Alemana, que así se llamaba la Alemania comunista u oriental, Mijail Gorbachov. El último Secretario General del poderoso Partido Comunista de la Unión Soviética alentaba un cambio revolucionario hacia la libertad. Con la Perestroika y la Glasnost y su significado de apertura y transparencia rompía paradigmas y transformaba al mundo. Pronto caerían irremediablemente los sistemas comunistas de partido único y falta de libertades fundamentales, como la formación de partidos políticos, la libertad de pensamiento, expresión y prensa.
En su discurso Gorbachov aconsejaba cambios profundos a Erich Honecker, lider de Alemania Oriental. Días después, el 18 de octubre de 1989, renunciaba Honecker y los cimientos del Régimen se sacudían y con ellos el muro de la infamia empezaba a tambalear. La noche del 9 de noviembre y la madrugada del 10 miles de jóvenes de ambas Alemanias lo derribaron.
Parece increíble, pero 20 años después se instalan otros muros que separan a los seres humanos como el de la frontera entre EE.UU. y México; como el que se construye para aislar Palestina de Israel. 20 años después del estallido de libertad que vivió el planeta en Berlín persisten quienes creen posible un socialismo en el siglo XXI. Cuando la utopía comunista no dio resultados, confiscó la libertad y privilegió a un Estado ineficiente y controlador, todavía hay quienes quieren reinventar una versión de un socialismo trasnochado. Tan utópico que ni siquiera quien formuló la teoría, Heinz Dieterich, conoce de su aplicación en país alguno. Pero hay populistas y necios que lo pregonan.