Desde el aparecimiento de las tarjetas de crédito, como se las conoce actualmente, en 1958, los servicios y facilidades a los clientes han ido aumentando.
Y aunque en un principio, como se recuerda en la historia, a inicios del siglo XX se usaban para pagos específicos en gasolineras y grandes almacenes (con poco éxito) no es sino hasta el inicio de los años sesenta que empezaron a diversificarse.
Hoy existe una amplia gama de estos instrumentos financieros, que se distinguen unas de otras por diferentes aspectos, entre ellos, la capacidad de compra (clase baja, media, alta), la exclusividad (oro o platino) y el tipo de cliente (individual, corporativo).
Juan Carlos Vargas, que es un agente financiero que busca captar clientes para tarjetas de crédito, asegura que a partir de la crisis financiera que vivió el país en 1999, y con la entrada en vigencia del dólar, la variedad se ha extendido. “Antes era muy difícil, por ejemplo, acceder a tener una tarjeta. Hoy, incluso le pueden llegar de la nada, solo si ha sido un cliente con buen historial de pagos”.
Sin embargo, Vargas recomienda aprender a identificar las tarjetas y no confundir sus servicios. “Hay gente que comete errores comunes como realizar avances en efectivo con una tarjeta de crédito. Creen que es una de débito y ahí incurren en altos costos”.
Las tarjetas abiertas
Las tarjetas que se encuentra con más frecuencia en las carteras o billeteras son de débito y de crédito.
Ambas coinciden en que sirven para comprar y para obtener dinero en efectivo, a través de los cajeros automáticos.
En cuanto a las diferencias, las de débito únicamente se pueden utilizar para sacar dinero en efectivo y debe disponer de ese monto en su cuenta de ahorros o corriente.
Con las de crédito usted podrá comprar en ese instante, independientemente de si cuenta con dinero en efectivo. Con estas tarjetas no tendrá restricción de comprar en cualquier lugar (Visa, Diners, Master Card, American…).
Las tarjetas de crédito clásicas son las más comunes y le ofrecen al cliente un cupo (en relación directa a su nivel ingresos) para poder comprar bienes.
Las tarjetas de crédito para clientes especiales (oro, platino, black, etc.) están reservadas para aquellos con altos ingresos o con una elevada rotación de compras y pagos.
Los establecimientos donde usted va a consumir deben tener el logotipo de cada tarjeta. No puede realizar la compra si en estos lugares no está adherido el logotipo respectivo.
Las tarjetas cerradas
Ante la evolución del consumo, las empresas han tratado de fidelizar a sus clientes para así garantizar un nivel de compras. En este sentido, las tarjetas diversificaron su portafolio y sus servicios.
Fue así como han nacido las tarjetas de locales específicos, las tarjetas de puntos o millas y las que ofrecen algún tipo de descuento oficial al realizar la respectiva adquisición.
Cada una de ellas tiene su nicho específico y su campo de acción. Es decir, si Ud. adquiere una tarjeta de un almacén ‘X’, solo podrá comprar en ese lugar y no en ningún otro.
No sirve para realizar compras como habitualmente lo haría con una tarjeta abierta.
Las tarjetas de descuento son aquellas que devuelven un porcentaje de las compras realizadas durante un período que el local comercial determina.
Las tarjetas de tiendas son emitidas por los establecimientos (De Prati, Sukasa, Fybeca, etc.) y no por los bancos. Los pagos son diferidos y mensuales.
Las tarjetas se asociaron también a marcas reconocidas (American Airlines, Movistar, Supermaxi, etc.). Además de hacer la compra, el cliente podrá acumular puntos y luego cambiarlos por productos.
QUE NO LE SUCEDA A USTED
Carlos Hernández. Jefe de Seguridad
Clonación de tarjetas
El 14 de mayo de este año recibí la llamada de una ejecutiva de mi tarjeta de crédito. Me dijo que con mi tarjeta se compró un juego de muebles por USD 2 700. Luego se comprobó que jamás realicé esa adquisición. Me anularon la tarjeta y luego me emitieron otra.
Pero luego de 6 días (20 de mayo) recibí otras llamadas de ejecutivos de otras dos tarjetas que tengo. Me comunicaron que con estas tarjetas también ocurrió lo mismo. Se realizaron consumos en almacenes de electrodomésticos por montos de USD 1 700 y USD 2 700. Además, se efectuaron otras compras en varios locales comerciales con estas tarjetas.
Cuando me acerqué a estas instituciones bancarias me dijeron que al parecer me clonaron todas mis tarjetas en locales donde previamente había comprado, ya que nunca perdí mis documentos.
CONSEJO
No compre en cualquier lugar
Realice sus compras en establecimientos de confianza, que tengan varios años en el mercado y gocen de cierto prestigio. Además, nunca pierda de vista su tarjeta de crédito al realizar una compra. Verifique que las máquinas por donde se desliza la tarjeta tengan sellos de la compañía.
Marcelo López. Empleado
ROBO DE IDENTIDAD
El 21 de junio recibí la llamada de una ejecutiva de un banco que emite tarjetas de crédito. Me informó de las últimas transacciones realizadas con una tarjeta de crédito que supuestamente mantenía con la institución, la cual nunca pedí ni la he visto, mucho menos he comparado algo. Le informé a la ejecutiva de esto y me respondió que tengo esa tarjeta de crédito con ellos desde hace un mes, y que además poseo otras tarjetas con otros dos bancos.
Enseguida me comuniqué con esos dos bancos y me dijeron que efectivamente tenía tarjetas de créditos con ellos. Inmediatamente notifiqué a las instituciones que jamás solicité ni he comprado nada con estas tarjetas.
En la investigación se determinó que alguien se hizo pasar por mí, y que con mis datos obtuvo una tarjeta de crédito en estas tres instituciones financieras.
CONSEJO
La información llega de la basura
Para cometer este tipo de delitos los delincuentes utilizan información o datos personales que obtienen de la basura o espiando la correspondencia. Por lo que es conveniente quemar o romper documentos personales y evitar recibir este tipo de información en buzones no vigilados.