El Gobierno enviará a Bruselas a representantes del más alto nivel para aclarar la confusión creada por las propias autoridades sobre la negociación de un acuerdo comercial con la Unión Europea (UE).
El Gobierno no ha sido claro en querer culminar ese acuerdo, pese a las múltiples reuniones de Gabinete que se han mantenido para tratar este tema. La más reciente se llevó a cabo el 15 de diciembre pasado, cuando se tomó la decisión de avanzar en la negociación, pero días más tarde volvieron a aparecer las diferencias internas y los mensajes confusos.
El resultado: la Comisión Europea decidió suspender las conversaciones con Ecuador hasta que el Gobierno se defina.
El canciller Ricardo Patiño dijo ayer que viajará, posiblemente después de un mes y medio, junto al ministro de la Producción, Santiago León, con el fin de aclarar todas las dudas que se hayan generado en la Unión Europea.
Patiño reconoció que las “declaraciones de miembros del Gobierno pudieron ser interpretadas con cierta preocupación por los negociadores” en la UE.
De ahí que pidió no solo prudencia, sino silencio, al vicecanciller Kintto Lucas y al viceministro de Comercio, Francisco Rivadeneira, quienes mantienen diferencias sobre este tema.
El Vicecanciller ha señalado, en varias ocasiones, que el acuerdo comercial con la UE es un Tratado de Libre Comercio (TLC), de aquellos que el Gobierno rechaza.
Y que por más que le quieran cambiar de nombre -ahora se llama Acuerdo Comercial para el Desarrollo- sigue siendo en su esencia un TLC. Su posición ha sido respaldada por la ex ministra de la Política Económica, Katiuska King, quien pidió al Régimen que transparentara lo que está negociando con los europeos.
Rivadeneira, por su parte, ha marcado distancia de los TLC, al señalar que la negociación con la UE pone mayor énfasis en temas de cooperación, diálogo político, respeto de las asimetrías entre los países, etc. Para él, eso lo vuelve diferente del TLC que se negociaba con EE.UU., hace seis años.
Lucas y Rivadeneira aparecieron juntos ayer en la rueda de prensa convocada por la Cancillería. Cada uno miraba a su lado. En el medio, el canciller Patiño se encargó de explicar la posición oficial del Ecuador respecto a la negociación con la UE. “Les he pedido que yo haga las declaraciones oficiales”, dijo Patiño, quien repitió en varias ocasiones que el Gobierno sí quiere un acuerdo comercial con la UE.
Pero enseguida aclaró que el Gobierno no quiere un TLC “típico”, de aquellos que solo buscan reducir aranceles y dejar que ingrese todo tipo de productos, sin ninguna restricción. Lo que se busca, dijo, es que el acuerdo favorezca a los productores nacionales y fortalezca el empleo.
Los europeos, sin embargo, esperan que el Gobierno ecuatoriano defina una posición sobre el acuerdo comercial. El encargado de negocios de la UE en Quito, Peter Schwaiger, dijo que los diálogos bilaterales “por el momento están parados” por pedido de Ecuador, que expresó su interés de ingresar al Mercosur.
“Pero la UE está totalmente abierta, dispuesta, a seguir con estas conversaciones preliminares si Ecuador nos da la señal respectiva”, agregó ayer mismo.
Reacciones
Bruno Leone /Cámara Pesquera
‘Los países asiáticos tendrían ventaja’
Un tratado de comercio con Europa es conveniente para el país. El sector pesquero de Ecuador exportó en el 2011 unos USD 803 millones, de los cuales el 63 % se fue a Europa. Es un mercado muy amplio. En caso de que se suspendan los acuerdos comerciales tendrían preferencia otros competidores. Principalmente los países asiáticos. El modelo económico del país de crecer hacia adentro no es aplicable.
Vicente Wong /Bananero
‘La mano de obra rural sería la más afectada’
Perder un acuerdo comercial con Europa sería gravísimo ya que Ecuador exporta 1 millón de toneladas de banano a ese continente. Este producto es el de mayor uso de mano de obra, especialmente en la zona rural. Además se complicarían las inversiones que los empresarios bananeros hemos realizado. Cada ampliación en la plantación se realiza en función del futuro mercado que se consiga.