El trabajo de campo, realizado en Bogotá, les permitió a los investigadores identificar 45 casos de suicidio de universitarios, entre los 17 y 27 años. Foto: Tomada de Pixabay.
Los conflictos familiares, originados en separaciones, exceso de trabajo y abandono afectivo, entre otras situaciones, fueron detectadas como algunos de los principales factores desencadenantes del suicidio entre jóvenes universitarios, según un estudio que acaban de terminar las universidades de Los Andes, Javeriana, Manuela Beltrán y Santo Tomás.
El trabajo de campo, realizado en Bogotá, les permitió a los investigadores identificar 45 casos de suicidio de universitarios, entre los 17 y 27 años de edad, ocurridos en la capital entre el 2004 y el 2014. De ellos, el 62,2% tenían entre 19 y 22 años de edad. El estudio tuvo como fundamento entrevistas realizadas a 66 personas, entre profesores, estudiantes, directores académicos y personal administrativo que trabaja en las universidades.
Los investigadores documentaron 45 casos, pero no hay estadísticas que permitan establecer si fueron todos los que ocurrieron en ese periodo en la ciudad. Se trató de un trabajo exploratorio, porque no existen estadísticas oficiales sobre el suicidio de universitarios, debido a que Medicina Legal no discrimina los casos al punto de establecer si las personas fallecidas estaban vinculadas a la universidad, explicó una de las investigadoras, Martha Gutiérrez, de la Universidad Javeriana En los 45 casos estudiados los investigadores detectaron la presencia del tema familiar.
“Son factores importantes los conflictos de orden familiar, los problemas de autoridad con sus padres, los problemas y conflictividad dentro de sus familias, en primer lugar”, explicó Gutiérrez. Después están en lugar de importancia los trastornos psicoafectivos, como la depresión y la ansiedad, pero no en todos los hechos. En otros episodios se detectaron enfermedades mentales, como la esquizofrenia o físicas como el VIH/sida, aunque en menor cantidad.
De las 45 historias documentadas, los periodos de mayor ocurrencia fueron entre el 2006 y el 2009, cuando se presentó el 44,4%, y el 2004, cuando se registró el 15,6%. Al igual que en el suicidio en general, la mayoría de los eventos correspondió a hombres (69%). El análisis mostró que solo en el 18% se reportó que había dejado una nota antes de quitarse la vida. En el 55% de los hechos se desconoce si dejó algún mensaje.
Gutiérrez afirma que una cosa segura que se puede decir acerca del suicidio de los universitarios es que no son situaciones impulsivas sino preparadas y planificadas, y que corresponden a una situación de mucho tiempo. Lo demuestra el hecho de que en el 52% de los casos los episodios ocurrieron en la casa, donde se facilita el uso de los medios empleados para quitarse la vida: el ahorcamiento (26%) y el envenenamiento (27%).
No hay características generalizadas de los universitarios que terminaron suicidándose en los últimos diez años. Algunos fueron descritos como tímidos, con propensión al aislamiento, con dificultades para adaptarse y superar los retos cotidianos. Muchos de ellos manifestaban malestar emocional en entornos de confianza y fueron descritos como personas de baja autoestima.
No obstante, no es una característica generalizada, pues muchos de los jóvenes fueron recordados como personas con buenas relaciones interpersonales, amables y amistosas con sus compañeros de estudio y con los docentes. Los investigadores concluyen que el estudio de estos 45 muestra que en la universidad y en la familia es urgente afinar la prevención para detectar el comportamiento de los jóvenes y actuar como red de apoyo para ayudarles a superar las situaciones que, de no recibir atención, terminan desencadenando en el suicidio.
Solo en el 18% de los casos se reportó que había dejado una nota antes de privarse de la vida.