El polémico regalo de Evo al Papa es una réplica que talló un jesuita asesinado

El Papa guardó el regalo que le dio el presidente boliviano, Evo Morales, en su visita en Bolivia. Foto: EFE

El regalo que el presidente boliviano, Evo Morales, le hizo al Papa: un tallado donde Cristo aparece crucificado en una hoz y un martillo, símbolos del ateísmo comunista, es una réplica de un tallado que hizo el sacerdote jesuita Luis Espinal antes de ser asesinado en marzo de 1980 en La Paz.
La pieza original se encuentra en la sede de la Compañía de Jesús de la capital boliviana. El sacerdote jesuita Xavier Albó, amigo de Espinal, relató: "Lucho en la nueva cruz acopló al Cristo de sus primeros votos, con un martillo vertical y una hoz horizontal para expresar el necesario pero huidizo diálogo cristiano marxista, con los obreros y campesinos.
El que lo hiciera con el Cristo de sus votos muestra cuán adentro sentía la urgencia de tal diálogo". También relató que el tallado de Espinal se refería a la huelga de hambre que en enero de 1978 forzó al dictador boliviano Hugo Banzer a convocar a elecciones nacionales en julio de ese año.
"Tiene multitud de rostros, simplemente delineados, un hambriento esqueleto en el centro y, en las cuatro esquinas, en diagonal, dos cabezas de animales feroces, una flor y una estrella".
Luis Espinal, el jesuita que ayudó a la democracia boliviana
'Gastar la vida en los demás" o "Callar es lo mismo que mentir" formaban parte del postulado del sacerdote jesuita Luis Espinal, recordado y querido por los bolivianos por haber ofrendado su vida para la recuperación de la democracia, y que que fue homenajeado por el papa Francisco en su visita a Bolivia.
Espinal, que nació en España pero se estableció en Bolivia a los 36 años, era múltiple. Era cura de barrio, docente, crítico de cine, militante de la Teología de la Liberación, activista de derechos humanos y ante todo periodista.
Barrios de El Alto y La Paz llevan su nombre, al igual que decenas de escuelas en diferentes municipios de Bolivia. El papa Francisco hará hizo un alto en su recorrido de 12 kilómetros desde El Alto a La Paz para orar por el jesuita y bendecir una inmensa cruz que recordará por siempre a 'Lucho' en la curva del Plan Autopista, donde fue hallado muerto hace 35 años.
Su amigo y compañero jesuita Víctor Codima recordó que Espinal fundó en 1979 el semanario político Aquí para "denunciar la injusticia, la pobreza, la falta de libertad de la dictadura, las masacres, los exilios, el colaboracionismo cómplice de muchos con la dictadura, el narcotráfico, y el silencio culpable de miembros la Iglesia".
Fue secuestrado, torturado, acribillado de 17 disparos y apareció muerto al día siguiente en un acceso al nevado de Chacaltaya. Los bolivianos no olvidan la participación del sacerdote español-boliviano en una huelga de hambre iniciada por cuatro mujeres mineras y sus 15 hijos, que terminó forzando el regreso a la democracia.
La denuncia sobre los vínculos con el narcotráfico de la dictadura de Hugo Banzer (1971-1978) y la cúpula militar de la época derivaron en el brutal asesinato de Espinal. La Paz nunca antes había asistido a un funeral en medio de un llanto colectivo. El informe oficial señaló que Espinal murió a los 48 años por "deshidratación". Sus asesinos nunca fueron castigados. Pero su recuerdo permanece vivo. Cada marzo hay una peregrinación hasta el sitio donde se halló su cuerpo muerto en las faldas del nevado Chacaltaya.