La sequía que azota a Europa se está convirtiendo en histórica, por su intensidad y extensión. Datos oficiales indican que el 47% del continente está en una “situación preocupante” y el 17% en “alerta” por esta anomalía.
El Centro Común de Investigación (JCR) de la Comisión Europea explica en su reporte, que las precipitaciones han sido menores de lo habitual y la humedad del suelo es deficitaria. A esto se suma una sucesión de olas de calor, caracterizadas por su temprana aparición, extensión y duración.
En la región euromediterránea occidental se prevé que “se den condiciones más cálidas y secas de lo habitual en los próximos meses, hasta noviembre de 2022”.
Según los expertos del Centro Común de Investigación, la actual sequía en Europa “parece ser la peor desde al menos 500 años”. Sin embargo, los datos preliminares deberán consolidarse al final de la temporada veraniega en el hemisferio Norte.
El estrés hídrico y el calor, agrega el Ejecutivo comunitario, empeoran “significativamente las perspectivas negativas anteriores sobre los rendimientos de los cultivos de verano”. Afecta también a la generación hidroeléctrica y a los sistemas de refrigeración de otras centrales y al transporte fluvial en Europa.
El rendimiento del maíz en grano, la soya y el girasol en la Unión Europea caerán respectivamente un 16, 15 y 12% respecto de la media de los últimos cinco años.
Riesgo de incendios
Según el reporte, el agua almacenada en los embalses en España se sitúa en torno al 58% de la media de una década para el periodo. En algunas regiones del sur se estima que están en torno al 30% de los niveles medios de 10 años. Esto hace que las condiciones sean “extremadamente favorables para incendios forestales”.
El riesgo es de alto a extremo en la mayor parte de Portugal. La energía hidroeléctrica almacenada en los embalses es menos de la mitad de la media de los cinco años anteriores. Alrededor del 25% de los embalses podrían no satisfacer las necesidades de riego, apunta la agencia comunitaria.
En Países Bajos, la falta de agua afecta a la navegación comercial y a la estabilidad de los diques.
Emergen barcos de guerra
Los bajos niveles de agua en el río Danubio, en Serbia, han revelado los restos hundidos de barcos de la Segunda Guerra Mundial, todavía cargados con explosivos.
Los buques, encontrados cerca de la ciudad de Prahovo, formaban parte de una flota nazi hundida en 1944. Se espera que surjan más a medida que continúa la sequía.
En las orillas del río Elba, que fluye desde la República Checa hasta Alemania, han aparecido las llamadas “piedras del hambre”. En estas rocas, fueron grabadas líneas que marcaban los niveles del agua en sequías anteriores, para advertir a las generaciones futuras.