El conflicto en Ucrania, que lleva 3 años afectando al país, deja una huella devastadora. Según un informe reciente de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, más de 10,6 millones de personas fueron desplazadas debido a la violencia, lo que representa casi una cuarta parte de la población ucraniana antes de la guerra.
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De esos desplazados, 3,7 millones se encuentran dentro del país, mientras que cerca de 6,9 millones buscan refugio en otros países.
El impacto de este desplazamiento masivo es incalculable. Más de dos millones de hogares fueron destruidos o severamente dañados, y las infraestructuras del país continúan siendo un objetivo de los ataques militares.
Los servicios básicos, como electricidad y calefacción, se ven constantemente interrumpidos, especialmente durante los meses más fríos. Esto aumenta la vulnerabilidad de la población, particularmente de las personas mayores y aquellos con discapacidades. La situación empeora al considerar que las personas desplazadas siguen en instalaciones colectivas por tercer año consecutivo.
La crisis de salud mental y el sufrimiento infantil
Además de la devastación física, la crisis deja secuelas profundas en la salud mental de millones de ucranianos. Las amenazas diarias de ataques aéreos, la separación familiar y el trauma acumulado han afectado especialmente a los niños.
Se estima que 1,5 millones de niños ucranianos corren el riesgo de desarrollar secuelas psicológicas a largo plazo. Según ACNUR, el 33% de la población actual dentro de Ucrania, alrededor de 12,7 millones de personas, necesita asistencia humanitaria urgente.
Asistencia humanitaria
A pesar de la magnitud de la crisis, la asistencia humanitaria continúa siendo un pilar crucial. ACNUR, junto con agencias de la ONU y otros socios, proporciona refugio, primeros auxilios psicológicos y ayuda monetaria para cubrir las necesidades básicas de las víctimas.
La agencia sigue comprometida con los esfuerzos de recuperación, desde la reparación de viviendas hasta el apoyo legal, facilitando así el retorno de las personas a sus comunidades.
Sin embargo, el apoyo internacional es vital. La financiación para estas iniciativas es incierta, lo que pone en riesgo la continuidad de la ayuda. Según ACNUR, el respaldo internacional es fundamental para garantizar que las personas desplazadas continúen recibiendo el apoyo necesario para reconstruir sus vidas y acceder a servicios esenciales.