Personal de salud atiende a un paciente con síntomas respiratorios en el HCAM. Foto: Cortesía HCAM
Luis Robles, un quiteño de 76 años, presentó síntomas relacionados con covid-19, el 3 de julio del 2020. Tuvo dificultad para respirar, tos y fiebre, por lo que su familia lo llevó al hospital. En este espacio, los médicos -cuenta su nieto Juan Fernando- intentaron una serie de procedimientos para reanimarlo. “Durante 14 días pasó conectado al oxígeno; mejoraba y se complicaba. Finalmente falleció”.
En el acta de defunción -cuenta el joven- decía que la causa de muerte fue un paro cardiorespiratorio, provocado por el colapso de sus pulmones. “El virus había afectado sus órganos, por lo que los facultativos no pudieron hacer nada”.
Las muertes inusuales en el Ecuador durante los cinco meses de pandemia -entre marzo y julio pasado- ya suman 27 978, por lo que es uno de los países más impactados de la región junto con Perú y Brasil.
Pero en los primeros 16 días de agosto este crecimiento de la mortalidad irregular solo se ha mantenido en Pichincha y, muy por debajo, en Santo Domingo. Sin embargo, hay que esperar hasta fin de mes para ver si las 22 provincias restantes siguen sin mortalidad inusual en esta crisis sanitaria.
A escala nacional, el Registro Civil reporta desde el 1 de marzo hasta el 31 de julio un total de 58 384 defunciones de todas las causas, por lo que al comparar con el 2019 se evidencia un exceso de 27 978 decesos inusuales, que pudieran atribuirse al coronavirus (ver gráfico).
Para tener una idea más clara de este irregular incremento de muertes, de la suma de muertes de marzo a julio del 2019, la tasa de fallecidos por cada 100 000 habitantes fue de 176; mientras que en el mismo período del 2020, el indicador se duplica a 333.
En estos cinco meses de pandemia, Guayas sigue siendo la que más concentra víctimas mortales irregulares con un total de 15 107, principalmente en Guayaquil, en donde arrancó la expansión del virus de forma explosiva entre marzo y abril.
La cantidad de fallecimientos inusuales en esa provincia es cinco veces superior a lo que se ha registrado en Pichincha (3 275), segunda provincia con más muertos, sobre todo en Quito. Tras ambas provincias continúan en número de víctimas mortales, entre marzo y julio: Manabí, Santa Elena, El Oro, Los Ríos, Tungurahua y Santo Domingo.
En lo que va de agosto, estas últimas provincias y el resto ya no registran mortalidad inusual, a excepción de Pichincha que sí registra 312 fallecidos irregulares y Santo Domingo 24, al comparar con todo el mes de agosto del 2019.
De todos modos, esta cifras son al menos cinco veces menores a las registradas en meses como julio, cuando Pichincha tuvo
1 727 defunciones en exceso, el pico más alto desde marzo.
Hay que tomar en cuenta que las cifras de mortalidad inusual no se reflejan en la estadística diaria del Ministerio de Salud Pública (MSP), en la cual Pichincha registra apenas 1 002 fallecidos, entre los confirmados de haber muerto con covid-19 y los que tenían la sospecha por sus síntomas.
Luis, por ejemplo, está en este segundo grupo. Juan Fernando relata que el hospital no entregó la confirmación del test realizado al adulto mayor, por lo que en el acta de defunción constaba como covid-19 probable. “El 17 de julio fuimos a retirar el cuerpo de mi abuelo; estaba embalado en una caja, por lo que tuvimos que enterrarlo rápidamente, debido a los protocolos que se siguen con personas infectadas”.
La mortalidad que afronta la provincia ha ido de la mano de un ascenso sostenido de contagios en los últimos meses, que según el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, va a continuar. Esto ha provocado una mayor presión en las casas de salud de la capital por la demanda de camas y respiradores en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).
Al lunes, en Pichincha el número de camas en UCI seguía en niveles máximos. Solo dos de las 134 estaban libres. Mientras que de las 392 de hospitalización, 72 estaban disponibles para nuevos infectados, según datos proporcionados por el Ministerio del ramo.
En las unidades médicas del Seguro Social ocurre lo mismo. Hasta ayer, solo uno de los 140 puestos para pacientes críticos estaba libre, en hospitales Carlos Andrade Marín, Quito Sur y San Francisco. Mientras que en hospitalización, 83 de las 605 camas estaban desocupadas.
De los ocho cantones de Pichincha, Quito presenta un crecimiento de 20 986 casos confirmados hasta ayer y un incremento del 41% desde el 1 de agosto. El promedio diario de casos nuevos es de 311, mientras que en las dos últimas semanas y media de julio esta media al día era de 204.
El infectólogo Byron Núñez no duda que el exceso de mortalidad se debe al coronavirus. “No ha habido guerras ni terremotos, por lo que ese exceso se debe a la pandemia”.
A esto se suman las muertes asociadas por la falta de atención en las casas de salud a aquellas personas que llegan con otras dolencias agudas y no se les ha atendido por falta de camas en hospitalización.
Otro de los factores que inciden en la mortalidad es la demora en el acceso a la atención hospitalaria, es decir, hay personas que no lograron una cita médica por más de ocho días y se automedicaron; esto complica su situación y el desenlace puede ser fatal. Si llegan en un estadio avanzado, las personas ingresan a UCI; en este espacio la mortalidad es alta. “De dos personas que ingresan, una fallece debido a que tienen daños irreversibles”. O, como el caso del abuelo de Juan Fernando, ninguna terapia logró salvarle la vida.
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