El primer encuentro del nuevo ministro del Interior, Juan Zapata, con el Alto Mando Policial se dio precisamente en la Escuela Superior de la Policía. Ese escenario, en donde se perpetró el crimen de la abogada María Belén Bernal, fue el lugar elegido para que el nuevo Secretario de Estado se ponga al frente de toda la institución armada.
Zapata conoce de cerca ese centro educativo, pues en 1989 ingresó como cadete para especializarse y graduarse como oficial. Pero su carrera duró 24 años y dejó la institución como Teniente Coronel, un grado alto, pero con poco peso jerárquico.
De hecho, su promoción era dos años menor que la del actual comandante general, Fausto Salinas. El máximo jefe policial ingresó a la Escuela Superior en 1987, pero hoy se ha convertido en subordinado de Zapata. Un hecho inédito que en las filas policiales también lo tienen presente.
Incluso, entre los uniformados no olvidan que el hoy Ministro de Estado, tras su salida de la Policía, se dedicó a la política y ocupó cargos públicos en la Policía Metropolitana de Quito y el ECU-911. De allí que para expertos en temas de seguridad, la experiencia que tiene Zapata para dirigir a la Policía no es amplia. Para conseguir el respeto, los uniformados deben apelar por la unidad.
Eso, precisamente, lo mencionó Zapata en su primer discurso como Ministro de Estado. El funcionario fue posesionado ayer en el Palacio de Carondelet -centro de la capital-, tras el primer encuentro con los generales. Frente al presidente Guillermo Lasso llamó a la unidad de todos los policías y a “sanar heridas”. Mencionó que solo así podrán darle resultados al país.
Además, se comprometió con la captura del teniente Germán Cáceres, principal sospechoso del asesinato de la abogada Bernal. La detención del uniformado es vital para la permanencia del comandante Salinas.
Un cambio institucional
Juan Zapata sí habló de cambios en la institución y de una reestructuración parcial. Para él, la Policía Nacional debe desarrollar una formación con enfoques para combatir la violencia de género. Por otro lado, resaltó que la Policía tiene unidades y equipos que son un referente mundial.
Para exoficiales militares, como Wagner Bravo, Zapata debe fortalecer el vínculo con los agentes y convertirse en un líder que escuche, pero que también dé lineamientos de acción. Daniel Pontón, analista en seguridad, también cree que el ingreso del nuevo Ministro rompe paradigmas y que tiene mucho trabajo por hacer. En especial está depurar a una institución que ha perdido credibilidad ante la sociedad.
Por eso, Zapata ayer también dijo que trabajará de la mano con los colectivos de mujeres y sociedad civil, para garantizar transparencia en el caso de María Belén Bernal. Una tarea que también tiene pendiente es asesorar al Presidente para ratificar a los generales en sus cargos o si se los separa de la institución. Ahora, el Alto Mando Policial está compuesto por 17 generales.
Hasta el viernes 23 de septiembre había dos más, pero fueron destituidos por presuntas irregularidades en el caso María Belén Bernal. Aunque no existen datos oficiales confirmados, entre los generales existiría una discordia. Especialmente por una posible salida masiva de sus puestos.
Esto implicaría un remezón jamás antes visto en la Policía, pues la institución se quedaría sin los oficiales de gran jerarquía. Si esto ocurre, los ascensos a general se adelantarían un año. Los 19 coroneles más antiguos pasarían a formar parte de un nuevo mando institucional. En esa lista estarían oficiales a quienes el nuevo Ministro ubica claramente, pues compartieron aulas cuando él estaba dentro de esa institución.
Tras su salida del Palacio de Gobierno, el nuevo Ministro se dirigió a su nuevo despacho. Allí conversó con personal de esa Cartera de Estado y también apeló a un mensaje de unidad. Cerca de las 17:00 salió de la oficina y no detalló más actividades. Para el 27 de septiembre tampoco se conoce la agenda que emprenderá, aunque se tienen previstos nuevos acercamientos con la cúpula policial.