En Vinces, Los Ríos, el agua de la lluvia cubrió cultivos de banano y arroz. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Del mirador Brisas del Pula solo queda un viejo letrero. El río ensanchó sus orillas y entró a las calles de la parroquia rural El Laurel de Daule, en Guayas, dejando un rastro de fango y agua verdosa. Aunque ya disminuyó, sigue avanzando rápidamente.
“Por 15 días se subió y no había quién lo baje -recuerda Humberto Barzola-. En esta calle jugaban y venían a bañarse, pero ya no había necesidad porque se metió a las casas”. Su portal está a menos de 10 pasos del caudaloso Pula que corre al límite de su capacidad.
Este es uno de los 17 caudales que se han desbordado por las lluvias en lo que va del año en Guayas y Los Ríos. Ambas suman 15 859 afectados, casi la mitad de la población impactada por el invierno en el 2019.
Ocho años atrás, un estudio de la Dirección de Análisis de Riesgos, de la entonces Secretaría de Gestión de Riesgos, advertía que el 53% de la población de la Costa vive en zonas de susceptibilidad alta o muy alta a inundaciones.
El mapa de áreas propensas ha sido actualizado (ver gráfico). Y aunque todavía no hay una cifra exacta de población vulnerable, Andrea Hermenejildo, subsecretaria de Gestión de Información y Análisis de Gestión de Riesgos, cree que el porcentaje no variará.
Uno de los factores incluidos en el mapa es la textura de suelo. El analista Darwin Yánez explica que en las cuencas bajas predominan los suelos arcillosos que, al saturarse de agua, se vuelven impermeables y aportan a las inundaciones.
En Guayas, la zona de inundación abarca Guayaquil, Daule, Santa Lucía, Salitre, Samborondón y Milagro. La provincia ha registrado 549 eventos por inundación entre 2010 y 2018, la cifra más alta del país en invierno. Solo en este año han sido 73 de los 337 en el país.
Para la directora del Servicio Nacional de Gestión de Riesgos, Alexandra Ocles, parte de estos daños se pudieron evitar con el dragado de ríos, limpieza de canales, control de los asentamientos y de cultivos en zonas de inundación, que son competencias de los gobiernos locales.
Esta tarea se establece en el artículo 140 del Código Orgánico de Organización Territorial (Cootad). “No podemos naturalizar el riesgo y asumir que todos los años hay recursos para cubrir todo lo que se ha perdido”, aseguró Ocles y afirmó que el trabajo preventivo que mas requieren las ciudades afectadas por lluvias es en el tema de alcantarillado.
La Dirección de Riego y Dragas de la Prefectura de Los Ríos insiste en que los controles deben enfocarse en las cuencas altas para frenar la deforestación. La entidad cree necesario un estudio integral. “Para esto deberían intervenir otras instituciones estatales, como la Secretaría de Agua e instituciones financieras”, indican.
Hasta ahora el Gobierno Nacional ha destinado USD 90 millones a la emergencia y ha incluido un eje de planificación, con planes de ordenamiento territorial y demarcaciones hidrográficas.
Hermenejildo recuerda que la Ley Orgánica de Recursos Hídricos, Usos y Aprovechamiento del Agua establece una franja hidroreguladora. En ese espacio, de 5 y hasta 300 metros en las orillas, se prohíben los asentamientos. Su cumplimiento también es competencia de los gobiernos locales.
El Pula es uno de los afluentes del río Daule. Justo en el mirador de El Laurel, uno de sus márgenes limita con Santa Lucía; el lado del mirador pertenece a Daule; y en la orilla de al frente está Salitre. Como en otros años, los tres cantones guayasenses han vuelto a sufrir por su desbordamiento.
El Daule atraviesa seis provincias y tiene 255 km de longitud. Es el corazón del proyecto Fondo de Agua de Guayaquil, dirigido por el Municipio para conservar el suministro del líquido para la ciudad.
Su diagnóstico revela que el exceso de sedimentos generados por la deforestación en la cuenca alta es uno de sus graves problemas. Para determinar las zonas críticas, en este año instalarán 100 puntos en la parte alta. También proponen declarar su cuenca como zona de reforestación urgente.
El río Vinces, de 354,36 km, aún está a la espera de un estudio. Este afluente nace en Santo Domingo. Tiene seis afluentes y atraviesa unos 10 poblados de Guayas y Los Ríos. Su paso por Antonio Sotomayor, en Vinces, fue devastador. El río afectó al 95% de este territorio.