Allegados de Silvia Mera, fallecida en el contexto de las protestas: ‘Hubo árboles en la carretera, el que conducía la moto no tuvo tiempo de frenar’

Fernanda Cevallos y Silvia Mera durante un viaje familiar en 2018. Foto: Cortesía Fernanda Cevallos

Fernanda Cevallos y Silvia Mera durante un viaje familiar en 2018. Foto: Cortesía Fernanda Cevallos

Silvia Mera falleció el 11 de octubre del 2019 en el contexto de las protestas en Ecuador. Foto: David Landeta /EL COMERCIO

La tristeza inunda los rostros de Jorge y Graceliana. Los padres de Silvia Marlene Mera Navarrete desgranan maíz la mañana del martes 12 de noviembre del 2019 en la puerta de su casa, en la parroquia Malchinguí, cantón Pedro Moncayo, provincia de Pichincha. Vestidos de luto, su mirada se pierde en cada grano que desprenden de mazorcas secas, a un mes de la muerte de su hija.

De pronto, Héctor Navarrete, esposo de Silvia, irrumpe: “Ni mis suegros ni yo estamos preparados para hablar de la muerte de mi esposa. La gente piensa que mientras pasen los días lo vamos a superar, pero no es así, el dolor es muy fuerte”.

Silvia murió el viernes 11 de octubre del 2019 en el contexto de las protestas en contra del Decreto 883, que eliminó (por 12 días) el subsidio a los combustibles diésel y gasolina extra.

Silvia Mera es la única mujer en la listas de fallecidos del paro nacional levantadas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas (nueve víctimas) y por la Defensoría del Pueblo de Ecuador (once víctimas) durante los 11 días de protestas, entre el jueves 3 y el domingo 13 de octubre.

La madre de dos niños murió en un accidente de moto, registrado el jueves 10 en Malchinguí. “La culpa fue del paro. Porque habían botado árboles en la carretera, esos obstáculos hicieron que la moto fracase”, dice Ceslao Mosquera, de 83 años, allegado de la familia.

Silvia regresaba a su casa después de cumplir su jornada laboral en la empresa estatal Movildelnor EP, en Tabacundo, a unos 36 kilómetros de distancia de su casa. El viaje era cotidiano; sin embargo, ese día hubo problemas de movilización por los bloqueos en las vías. Tabacundo se encuentra en una de las arterias que une a Quito con Otavalo e Ibarra.

El cierre de carreteras afectó el paso de vehículos. Silvia buscó llegar a su casa, donde la esperaban su esposo y sus hijos de 7 y 4 años, como pasajera en una motocicleta. Según las versiones a las que pudieron acceder los allegados, la moto colisionó con un tronco atravesado en el camino.

“Hubo árboles obstaculizando la carretera, el que conducía la moto no tuvo tiempo de frenar ni de hacer nada. Los comentarios decían que habían volado unos siete metros de donde estaba el tronco hasta donde le habían encontrado a ella. Los dos habían quedado inconscientes”, dice Mosquera.

Un hombre brindó ayuda a los accidentados. “Encuentran la cartera de ella y dicen ¡Ha sido la hija del Jorge Mera! y le auxilian”, agrega Ceslao Mosquera, un militar retirado que vive desde hace 23 años en Malchinguí y es casado con una familiar de Silvia.

La joven madre de 35 años fue trasladada al centro de salud de Tabacundo, donde le brindaron los primeros auxilios. Por gestión de las autoridades del cantón para que se permitiera la movilidad de la ambulancia, fue llevada a Quito. La internaron de emergencia en el Hospital Carlos Andrade Marín; falleció el viernes 11 de octubre.

“Hasta ahora no puedo creerlo, no puedo asimilar que ya no esté, que sus sonrisas, sus locuras”. Las palabras de Fernanda Cevallos se ahogan en lágrimas, en la Empresa Eléctrica del Norte (Emelnorte S.A.), en Tabacundo, donde Silvia Mera laboró dos años, entre el 2017 y febrero del 2019.

“Era directa, espontánea, no puedo creer que ya no se le escuche, se me hace muy difícil... demasiado. Ha pasado ya un mes, pero no se puede y mucho menos de la forma en que fue, no se puede asimilar”, dice Cevallos, afectada. “A Silvita la conocí aquí en la empresa, ella llegó como recaudadora. Lo que más recuerdo es su forma de ver la vida, de salir adelante, de ser luchadora, de emprender, vivimos muchas cosas juntas, fuimos de viaje a la playa, pasamos en familia tanto con mis hijos, los hijos de ella. Fue algo bonito que decía tenemos que repetir, tenemos que irnos más lejos. Ella fue una de mis mejores amigas”, dice la mujer de 32 años.

“Una chica tan joven, llena de vida, muy amigable”. Así la recuerda Ceslao Mosquera. “Le conocí desde que era colegiala. Se graduó en el 24 de Mayo, en Quito. Ella era llena de vida, de acción, un lindo carácter, un genio maravilloso. Siempre venía a la casa, cuando entraba decía, no les veo, así estén lluchos (risas), muchas cosas alajas, solamente cosas positivas. Haber salido un día a trabajar y no regresar a la casa, fue un impacto bárbaro, muy grande para todos aquí”.

El sábado 9 de noviembre se celebró la misa de honras por el mes de su fallecimiento en la Iglesia de Malchinguí. “La iglesia estaba llenecita, casi todo el pueblo estaba allí”. Los familiares fueron al cementerio de la parroquia. En su tumba, una fotografía muestra a Silvia Mera feliz, rodeada por corazones con los nombres de su familia, su esposo Héctor; sus hijos; sus hermanos Araceli y Jorge; y sus padres Jorge y Graceliana.

“Era una persona que se ganaba el cariño”, resalta Fernanda Cevallos. Con eso coincide Eulalia Navarrete, prima de Graceliana, madre de Silvia. “Ella me quería harto, venía siempre (a mi casa), mamá Lalai me decía, bien alajita. Cuando estuve en el hospital vino a abrazarme”, relata la mujer de 86 años y camina despacio a su casa en Malchinguí.

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