La mira está puesta en la influenza. La gran variabilidad genética de este virus respiratorio ha activado las alertas en el mundo por los continuos brotes reportados en aves en 2022. Hasta 14 de diciembre del 2022, ocho países habían identificado focos en la región de las Américas, entre ellos Ecuador.
La influenza de tipo A afecta con mayor frecuencia a especies silvestres y a través de ellas suele llegar a las de corral. Es también una grave amenaza para los humanos, debido a su alta capacidad para causar epidemias y pandemias.
La transmisión de aves a humanos es esporádica, por lo que el riesgo de contagio es bajo. En los pocos casos registrados en el mundo el virus no ha logrado saltar a otros humanos con efectividad. Sin embargo, especialistas insisten en la importancia de un monitoreo continuo como una manera de adelantarse a posibles mutaciones, en especial si en la circulación viral intervienen otras especies animales.
Alfredo Bruno es experto técnico del Centro de Referencia Nacional de Influenza y otros virus respiratorios, parte del Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (Inspi). Aclara que, bioquímicamente, no es tan sencillo para el virus encontrar la llave que le permita unirse a una célula específica y así poder replicarse, porque tanto los humanos como las aves tienen determinados receptores celulares. “Por eso no hay una fácil transmisión de una influenza aviar a una influenza humana”, explicó Bruno durante una charla científica organizada por el Inspi.
Pero el cerdo es un actor clave, ya que cuenta con los mismos receptores celulares de los humanos y de las aves. “El cerdo es una especie de laboratorio en el que se puede reordenar genéticamente el virus -indicó el experto-. Y si hay una coinfección simultánea, en una misma célula, podría surgir un nuevo virus o un nuevo subtipo de influenza, con potencial de diseminación más rápida, causando una epidemia o pandemia”.
Por eso, Bruno destaca la importancia de las estrategias con enfoque de Una salud. Este concepto surgió en el año 2000 y se define como esfuerzos de colaboración múltiples para abordar la salud humana, la sanidad animal y los ecosistemas donde coexisten bajo un mismo paraguas.
El 28 de noviembre del 2022 Agrocalidad envió muestras al Inspi tras la sospecha de brote de gripe aviar en Cotopaxi; el resultado fue positivo a influenza AH5N1. Ahora la vigilancia se extiende a aves silvestres en reservas naturales con el apoyo del Ministerio del Ambiente, para determinar el origen.
En busca del origen de la influenza
Las aves acuáticas son el principal reservorio del virus de la influenza en la naturaleza. Patos, gansos, cisnes, aves playeras, gaviotas y gaviotines son las especies a las que se les ha atribuido el origen de los subtipos H5 y H7, de importancia zoonótica o alta patogenicidad.
Pero, ¿por qué el virus prefiere a las aves acuáticas? Yolanda Gualoto es la responsable técnico del Centro de Referencia Nacional de Vectores del Inspi y explica que el entorno es la principal causa.
El virus tiene una gran capacidad de replicarse en el intestino de estas aves y luego es liberado a través de las heces. Al entrar en contacto con un medio acuático tiene facilidades para expandirse.
“Las aves se alimenta en un medio acuático, es decir, hay contacto con un caldo de cultivo por lo que se da una infección oro-fecal”, explica Gualoto. Y agrega que según estudios se ha determinado que el virus puede sobrevivir hasta por cuatro meses en medios acuáticos.
Para que la trasmisión sea más efectiva influyen ciertos factores: la estación del año, el tipo de especie y sus poblaciones, la migración, las temperaturas, la cobertura vegetal. Por ejemplo, en los países del hemisferio norte (como Estados Unidos y europeos) hay más brotes en aves silvestre en junio y septiembre. En estos meses el virus puede alcanza una prevalencia del 30%.
Las infecciones por influenza aviar pueden tener alto impacto en las espacies. En mayo de 2005 se reportó uno de los brotes más letales en una reserva natural en China. Más de 6 000 patos se infectaron y se calcula que el 5% de la población mundial de esa especie murió.
“Detrás no solo está la pérdida de especies, sino también las amenazas sobre la salud pública -aclara Gualoto-; hay que conservar un equilibrio. Necesitamos aves silvestres sanas, ecosistemas sanos y combatir el tráfico de especies, porque ya hemos visto que brotes asiáticos han estado ligados al tráfico de fauna silvestre”.
En noviembre del 2022 Perú activó las alertas por la muerte de pelícanos en algunas de sus playas. Colombia también emitió reportes por infecciones en loras coroniamarillas en condiciones de cautiverio. Mientras que en octubre México registró casos en gavilanes de Cooper.
En el 2021 Canadá detectó el virus en mofetas rayadas, un mamífero similar al zorrillo. El virus de la influenza tiene una amplia variedad de huéspedes en la naturaleza. El tipo A también ha sido identificado en mamíferos.
Se reactivan los estudios locales de influenza
En el 2009, Ecuador emprendió un programa para el monitoreo de aves acuáticas, con la finalidad de crear un sistema de alerta temprana de gripe aviar. La investigación incluyó 19 humedales, fueron capturados 83 individuos y se extrajo 76 muestras.
No se detectó influenza de alta patogenicidad, pero se determinó que cerca del 2% de las aves silvestres existentes en el Ecuador es proclive al virus de influenza. La iniciativa no tuvo continuidad, como explica Lucía Laje, analista de control Forestal y Vida Silvestre del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica.
El monitoreo se retomó en 2022 con las últimas alertas de gripe aviar en la región. En octubre se realizó una vigilancia pasiva para la notificación de eventos inusuales o alta mortalidad de aves silvestres, tanto en reservas marino-costeras como en humedales. Laje indicó que no hubo alertas.
En este mes se avanzó con la vigilancia activa, que incluye la toma de muestras. En una primera fase fueron seleccionadas la reserva marina Isla Santa Clara en El Oro, por su cercanía con Perú; la reserva del estuario Muisne en Esmeraldas, las lagunas de Ecuasal en Santa Elena y zonas silvestres de Cotopaxi, por el brote reportado por Agrocalidad. El muestreo incluye zoológicos y centros de rescate cercanos a estos sitios.
Hasta la primera semana de diciembre del 2022 habían recolectado 80 muestras. Se espera que los resultados estén listos en abril para determinar la presencia del virus de influenza aviar de alta patogenicidad e implementar estrategias que sea ecológicamente adecuadas.
“Muchas veces el sesgo en la comunicación hace que la gente satanice a la vida silvestre -dice Laje-. Y, como ya ha pasado en brotes de enfermedades exóticas, como fiebre amarilla, se termina eliminando de manera cruenta a los animales silvestres, considerándolos una amenaza para la salud. Por eso es necesario adecuar programas de comunicación y senbilización”.
Para realizar estos monitoreos se evalúa ciertos parámetros. Por ejemplo, la presencia de aves de interés y su abundancia (patos, gansos, cisnes, gaviotas y gaviotines). Otro indicador es su cercanía a centros poblados, por el contacto que podría existir con aves de traspatio.
En Ecuador han sido identificadas 1 600 especies de aves, según el Ministerio del Ambiente. De ellas, 104 son migratorias (51 dependen de humedales y 53 de hábitats terrestres).
El Ecuador es una zona de paso para estas especies. Las aves transitorias pueden tomar entre 15 y 30 días de descanso antes de avanzar hacia el sur del continente, mientras que las hibernantes pueden permanecer por tres y hasta cuatro meses.
Recientemente el país obtuvo fondos por USD 2,2 millones para implementar la iniciativa Naturaleza para la salud. El proyecto apunta a prevenir futuras pandemias, por medio de sistemas de vigilancia de la interfaz animal-ambiente-humano.