Irene Poaquiza tiene 4 años y apenas mide 82 centímetros de estatura. Algo similar sucede con su hermana María, de 7 años, que es un poco más alta.
Su madre, Norma Caiza, pidió ayuda cuando en octubre del año pasado el doctor del centro de salud de la parroquia Simiatug, en Bolívar, diagnosticó que sus hijas padecen desnutrición crónica infantil.
Un mes después, ella y las niñas pasaron a formar parte del proyecto municipal de asistencia nutricional llamado Niños con futuro. Sus hijas reciben cada semana huevos y frutas para su alimentación diaria.
En la comunidad Mindina, en Simiatug, del cantón Guaranda, donde viven las tres mujeres, los niños de 0 a 5 años sufren de desnutrición crónica.
Un informe del Municipio local detalló que Bolívar es una de las provincias con mayor índice de desnutrición infantil. El estudio determina que 1 880 de los 6 700 menores afrontan esta condición en Guaranda; en Simiatug, seis de cada 10 niños de 0 a 5 años sufren este problema de salud.
Con esos datos, en noviembre pasado el Cabildo puso en marcha el mencionado proyecto Niños con futuro. Gustavo Camacho, responsable de Salud del Municipio, dijo que el plan consiste en entregar un huevo diario a 502 niños de las comunidades integran la parroquia Simiatug.
Desde que se inició el programa, al menos 150 600 huevos se distribuyeron a las familias. También entregan piñas, guineos y frutas de temporada.
Cada semana distribuyen en las comunas 7 huevos para cada niño que participa en el plan municipal, en el cual también interviene el Ministerio de Salud Pública, que se encarga de identificar a los menores desnutridos en las comunidades.
Camacho explicó que comer un huevo cocinado diario ha ayudado a los niños. Por ejemplo, han mejorado en el peso y la talla, porque consumen proteínas, hierro y vitamina A. Adicionalmente, el guineo y otras frutas aportan nutrientes, por su alto contenido de potasio y carbohidratos.
En los 10 meses que está vigente el plan, ya hay resultados. Al menos 175 de los 502 niños presentaron una recuperación en su talla y el peso, es decir, salieron de la desnutrición crónica. “No solo entregamos huevos y frutas, sino que les enseñamos a que tengan una alimentación saludable”.
En los próximos meses, el proyecto Niños con futuro se extenderá a las parroquias de Facundo Vela y San Simón, que tienen un nivel alto de desnutrición crónica infantil.
La revisión médica de los niños está a cargo del Ministerio de Salud. Los médicos realizan un control mensual y semestral de acuerdo con cada caso.
Revisan talla, peso y hacen pruebas de sangre para saber cómo están sus indicadores, como el hematocrito y la hemoglobina, que determinan si tienen desnutrición o no.
Espíritu Yanchaliquín trabaja en el centro de salud de Simiatug, que recibe asistencia del Municipio para efectuar los chequeos médicos.
Contó que la gente de las comunidades solo consume papas y arroz, sobre todo en la época de invierno. Durante esa temporada, no hay producción de legumbres y hortalizas, y los campesinos tampoco tienen dinero para comprarlos en el mercado. Eso afecta, indicó, más a las mujeres embarazadas y por eso los bebés nacen desnutridos y con baja talla.
Yanchaliquín comentó que se coordina con los ministerios de Agricultura y de Salud, y con el Municipio para poner en marcha un segundo proyecto, que es la implementación de los huertos familiares en las viviendas. Este arrancará en las comunidades de Papaloma y Pímbalo, en Simiatug.
Caiza recibe 21 huevos cada siete días para alimentar a sus dos hijas. La mujer es de escasos recursos económicos y trabaja en la agricultura como jornalera; por el día le pagan USD 10. La pandemia complicó más su situación económica, porque no tenía trabajo.
Los hijos de María Masabanda también son parte del plan municipal. Sisa, de 3 años, y Marlene, de 5, comen a diario un huevo, mellocos y frutas en el desayuno. Marlene está creciendo desde que se alimenta con un huevo diario.
Ella sembró legumbres en su pequeña chacra, para completar las comidas. Ahí produce zanahoria, papas y mellocos. En el almuerzo prepara las comidas como le enseñaron en las charlas y ya ve resultados.
Pero en ocasiones solo comen sopa de fideo con papas o arroz, porque la mujer no tiene dinero. Los pocos ingresos que obtiene como jornalera agrícola y el bono estatal de USD 50 sirven para la alimentación y vestuario de los niños.