Pedro Crespo: 'Cuenca tiene potencial para ser hub de emprendimiento'

Este joven cuencano se ha dedicado a emprender en áreas de entretenimiento y desarrollo de productos y servicios. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
Pedro Crespo. Director de La Motora, empresa de tecnología y estrategia digital
Cuenca se ha caracterizado por ser una ciudad que ha visto nacer únicamente industrias de índole productiva y manufacturera por décadas.
Sin embargo, en los últimos 30 años se formó una nueva generación de empresarios enfocados en desarrollar empresas que ofrecen productos y servicios a través de la tecnología.
Pedro Crespo, de 36 años, es un ingeniero en Sistemas y psicólogo organizacional que forma parte de la nueva generación de empresarios y hoy cuenta su historia.
“En 2006, junto con mis amigos, que luego se convirtieron en mis socios, nos dimos cuenta de la necesidad inminente que tenían las empresas medianas y grandes de incursionar en el ámbito digital, desde sitios web hasta redes sociales para promocionarse más allá de los medios tradicionales.
Para formar La Motora debí juntar mi experiencia en ambas ramas para poder manejar la empresa, pero ha sido todo un reto encontrar perfiles jóvenes que sepan sobre tecnología y que, al mismo tiempo, entiendan de marketing y sepan vender.
Ser empresario joven y en esta ciudad es complicado pero no imposible. Siempre he dicho que la persona que logre triunfar en Cuenca puede tener éxito en cualquier parte. El mercado cuencano es difícil de entender, tiene muchas peculiaridades culturales, económicas y geográficas que hacen del día a día un reto.
Hay que tener muchas ganas no solo de entender el trabajo que uno hace sino a la competencia, el contexto en el que trabaja y a la gente que habita en esta ciudad.
Hay emprendimientos que tienen mucho potencial y con ideas innovadoras y de nuevos negocios o para hacer mejoras continuas a lo que ya existe. Veo a Cuenca como un ‘hub’ de emprendimiento con un mercado virgen y una población muy buena para poder testear todas las posibilidades de negocios, lo que permite validar algunas ideas antes de lanzarlas al mercado nacional.
Tener una empresa joven también es un reto, porque hay muchas marcas que tienen años en el mercado, con estructuras corporativas y comerciales con modelos de negocio ya establecidos y es un poco difícil ofrecer productos y servicios nuevos, disruptivos e innovadores.
De algún modo, ese es uno de los factores que más motiva a los empresarios a avanzar en la ciudad.
En el mundo de los servicios digitales y de innovación, la competencia es más baja de lo que ocurre en los servicios tradicionales, como los seguros, en donde ya hay empresas grandes y consolidadas. En el ámbito digital se ofrecen productos que de alguna manera se vuelven tangibles y por los que se paga una vez, por ejemplo, páginas web que al final terminan siendo del cliente y ellos la manejan.
Todavía faltan servicios de tipo SaaS (software as a service) en los que se paga por un servicio en la Nube, igual que pasa con Netflix o Spotify, y que ofrece una infinidad de modelos de negocio que se pueden aplicar en Cuenca y que a futuro generarán un ‘boom’.
Uno de los desafíos de trabajo más fuertes es la construcción de un equipo de trabajo sólido, productivo y con compromiso a largo plazo, más allá del rédito económico que pueda significar para esos colaboradores en ese momento. Pasa con frecuencia que las empresas grandes captan el talento que formamos en La Motora y eso hace más extensa la curva de aprendizaje de las personas que vuelven a entrar en la empresa.
Creo que se debería mejorar también la conexión que existe entre la academia y el mercado, para proveer perfiles acordes a las necesidades actuales. Existen muchas carreras cortas, sencillas y concretas que aplican para los nuevos modelos de negocios.
Otra cosa en la que nos toca poner énfasis es en la estabilidad jurídica y legal del país. Pienso que si antes de hacer una normativa se consultaría a quienes se verán afectados por ella, se pudiera construir un marco legal más flexible y funcional a largo plazo. Al final el reto de las empresas jóvenes es entender que no todo es importar productos y comercializarlos, sino que hay una amplia gama de servicios de base tecnológica que tiene posibilidades infinitas de avanzar”.
Hoja de vida
Tiene 36 años y desde los 16 empezó a emprender. Es director de La Motora, empresa de tecnología y estrategias digitales. También creó la Fundación Donation, que da asesoría a fundaciones y proyectos sociales para ser autosustentables. Es propietario de Welfare Consultores y es coordinador del Observatorio de Derechos de los Animales de Cuenca.