Despejar todas las dudas

Si la Presidencia de la República es víctima de una estrategia mediática internacional para desprestigiarla y desacreditarla, como reiteradamente afirman el Mandatario y sus voceros frente a las acusaciones del oficialismo colombiano, la barrera más segura contra esa campaña la podría poner el mismo Gobierno ecuatoriano. Lo haría con la investigación profunda de todas las presuntas evidencias acerca de las supuestas relaciones entre la guerrilla colombiana de las FARC y ex miembros de la cúpula gobernante.

En este tipo de casos, absolutamente delicados por las graves implicaciones que podrían tener tanto para la política interna como para la estabilidad regional, no resulta lo más prudente desechar de plano aquellas pruebas, por más forjadas o supuestas que fueran, sino estudiarlas, analizarlas e investigarlas con el mayor rigor y, una vez obtenidos los resultados, actuar con absoluta transparencia tanto en su divulgación como en las decisiones que se deban tomar.

Resulta difícil de entender, por ejemplo, que altos funcionarios del Gobierno presenten a la Fiscalía un supuesto cuaderno de un ex jefe guerrillero y que, días después, el Presidente diga que la divulgación de ese documento es parte de una campaña mediática internacional.

En innumerables ocasiones los voceros gubernamentales han sido categóricos al rechazar cualquier posible vinculación con los irregulares colombianos.

Por esa misma razón, y porque el Régimen cuenta con un considerable respaldo popular y una alta credibilidad, le compete manejarse con la mayor pulcritud en cada una de sus acciones, pues cualquier paso en falso o exabrupto podría perjudicarlo, más que eximirlo de cualquier
responsabilidad.

 

Suplementos digitales