Dallas revive la historia del asesinato de Kennedy

La Nación Argentina, GDA

Los últimos siglos estuvieron plagados de crímenes que ocuparon las primeras planas de los diarios de todo el mundo. Tal vez uno de los más recordados sea el de John F. Kennedy, en Dallas, Texas.

Desde entonces siguen sin confirmarse las diferentes versi ones acerca de los verdaderos responsables de la muerte del entonces Presidente de EE.UU.

Mientras tanto, en Dallas diversos tours recrean aquel fatídico 22 de noviembre de 1963. Por ejemplo, un recorrido de cinco horas, que organiza la Dallas Historical Society, en el que se sigue paso a paso todo lo que hizo ese día Lee Harvey Oswald, principal sospechoso del asesinato.

Desde el lugar donde vivía y trabajaba, pasando por el recorrido en taxi que lo llevó al lugar desde donde disparó su rifle, hasta el Texas Theatre donde el presunto  asesino fue capturado.

También se puede escuchar archivos de audio que reflejan lo acontecido ese día y en algunas ocasiones se llega al sótano donde el propio Oswald fue ultimado a balazos por el enigmático Jack Ruby, que pocos meses después murió en prisión, llevándose algunos  secretos a la tumba.

Además, en el sexto de piso del edificio en Dealey Plaza, desde donde Oswald disparó, funciona desde 1989 el Sixth Floor Museum, dedicado a la vida y la obra de John F. Kennedy.

Allí también se exhiben documentos acerca de su asesinato y las siguientes investigaciones.   Es el número  411 de Elm y Houston, donde sigue en pie la construcción de ladrillos de 1901. Precisamente desde las ventanas del sexto piso se observa el lugar desde donde se disparó.

Es inevitable preguntarse cómo se descuidó el acceso a esa plataforma que parece un tiro al blanco. Y más recordando que el mismo Presidente había dicho que era muy fácil un atentado porque bastaba un piso alto y un fusil con mira telescópica.

A la izquierda, al salir del ascensor, en el rincón sudeste, detrás de vidrios que dejan ver, pero no pasar, están apiladas las cajas del depósito en que un hombre podía  esconderse. Allí, según el informe Warren,   Oswald, que era empleado de esa editorial de libros de texto, esperó el paso de la caravana y escapó dejando abandonada el arma con sus huellas y tres cápsulas servidas. También está la ventana original y la escalera por la que bajó sin problemas.

El edificio, visitado por unas 500 000 personas por año, estuvo a punto de ser demolido, pero luego se comprendió que era poco sensato castigar a un inmueble por lo que había hecho un hombre.  Al principio la editorial se mudó y luego de pasar de manos la propiedad, fue adquirida, en 1977, por el Dallas County para sus oficinas, pero el sexto piso quedó  clausurado.

En 1989, el condado inauguró el museo.

La visita es casi obligatoria para el que pase por Dallas. No solo por el impacto emocional que produce observar el escenario del magnicidio, sino por los elementos que se muestran, vinculados no solo con el asesinato, sino con la vida y el legado de JFK.

Justamente sus iniciales dieron título a la polémica película de Oliver Stone y se citan varias encuestas de opinión donde cerca del 80% de los interrogados cree que se trató de una conspiración.

El museo no cierra ninguna hipótesis sobre el autor. Solo muestra documentos sobre la investigación, la maqueta que hizo el FBI del área, las 13 cámaras que tomaron imágenes ese día, fotografías y films existentes.

Se puede recorrer el piso con una guía en audio y ver videos de introducción a cada tema, desde la carrera política, la apoteosis de su recepción en Fort Worth y Dallas, y por supuesto la del atentado, que incluye fragmentos del Zapruder film y los honores que le rindieron en las exequias de Washington. 
 
El sexto piso solo muestra y lo que muestra sacude. Al salir hay una  gran tienda de libros y   todo tipo de recuerdos sobre una figura clave de los años sesenta. La historia, como él mismo dijo, es la memoria de una nación y también del mundo, que ubica el crimen entre los cinco hechos más importantes del siglo XX.

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