En la calle General Necochea, en el centro, algunos transeúntes se cubren la nariz con la mano para protegerse de la nube de esmog. Esta se forma cuando se acelera en las pendientes. Foto: EL COMERCIO
Las medidas implementadas por los moradores de los Dos Puentes, en el Centro, para aplacar la contaminación no son suficientes. En la calle General Necochea, el esmog y el hollín están presentes a cada paso.
Las fachadas de las viviendas, las señales de tránsito, los postes de alumbrado, los bolardos y las aceras están cubiertas por una capa fina de polvo negro.
Mantener cerradas las puertas y ventanas no es una garantía para conservar, en buen estado, los enseres de las casas y evitar los malos olores.
Gloria Albán, moradora del sector desde hace 20 años, cuenta en su vivienda con dos puertas. La primera está cubierta con un vidrio, la otra, a un metro de distancia, tiene en el marco un revestimiento de caucho para impedir que ingresen los gases. Pero los resultados no son alentadores.
Las cortinas, que eran de color beige, hoy son grisáceas. El tumbado y cuadros han perdido los tonos originales. Al pasar los dedos por los muebles, el hollín se impregna. Esto ocurre a pesar de que el aseo en este domicilio se hace diario. En esta vivienda incluso se cuenta con un purificador de aire.
José Luis Pacheco, esposo de Albán, tiene una afección pulmonar. Él anda con un inhalador en el bolsillo. Se agita fácilmente: “El esmog ha deteriorado mi salud. Yo no fumaba”.
La Necochea es una de las zonas de la urbe con mayor concentración de esmog. Esto consta en el informe emitido por la Secretaría Metropolitana de Ambiente, del 2013. En el documento se incluye también a La Marín, el sector de la Maternidad Isidro Ayora, La Basílica, Cumbayá y El Triángulo, en el valle de Los Chillos.
La Huella de Carbono en Quito se conocerá mañana. La Secretaría de Ambiente realizó un estudio, se presentará a las 10:00, en el Centro Cultural Metropolitano.
Esto permitirá conocer cuáles son las principales actividades que producen el monóxido de carbono. Se plantearán medidas para reducir posibles impactos ambientales.
En La Marín, en el Centro, las cabuyas que están sobre el parterre dan cuenta de la contaminación. Las hojas son grises. Lo mismo ocurre con las prendas de vestir que, a lo largo de la av. Pichincha, se exhiben en locales comerciales.
Sandra Prado, moradora desde hace 10 años, atiende un local de productos naturales. En su negocio, las cajas de las vitaminas y cremas parecen sucias. Las limpia, a diario, con un paño mojado. El tumbado y las paredes tienen el mismo aspecto. “Son causados por el esmog de los buses y carros”.
En la av. Pichincha, cada vez que el conductor de una unidad de transporte acelera, una nube negra de humo queda suspendida. Esto obliga a los transeúntes a taparse la nariz con lo que tengan en la mano. Por esta zona circulan 20 operadoras de buses. El parque automotor en Quito asciende a 463 000, según la Secretaría de Movilidad.
Las emisiones de los vehículos livianos, buses y carros pesados constituyen la principal fuente de contaminación (el 80%). El material que emanan contiene monóxido de carbono. Sin embargo, según los reportes del Índice Quiteño de la Calidad del Aire del fin de semana pasado, este se encuentra dentro de los rangos deseables. Entre 25 y 39.
Bolívar Marín, quien vive a un costado de la av. Gran Colombia (en La Alameda), ha instalado en la puerta de su casa un ventilador. Él cree que así mantendrá a raya al negro y peligroso esmog.
En contexto
El parque automotor de la ciudad es la principal causa de contaminación. Para disminuir los efectos de los gases en el ambiente se han implementado medidas como la revisión técnica vehicular y el pico y placa. En un estudio se conocerá el alcance de estas dos iniciativas.