El auge de los comités de defensa
Miguel A. Herrera Molina
Desde meses atrás se ha observado un empecinamiento por parte del Gobierno de crear los comités de defensa de la revolución ciudadana.
Incluso en declaraciones a la prensa el asambleísta César Rodríguez afirmó que se crearía un millón de esos comités destinados a ‘vigilar’ el avance de aquella revolución que nada la detiene.
Sin embargo, nada se ofrece para contrarrestar la inseguridad, sobre todo en los barrios marginales como la cooperativa Luz y Vida, donde el 12 de julio fui cobardemente atacado por dos hombres de raza negra (uno de ellos con machete en mano), por haber reclamado la algazara que formaron durante toda la madrugada de ese día a pretexto de una fiesta familiar.
Lo insólito del caso se da cuando a la tercera llamada por medio de la Comisaría Primera Nacional para que se presente el agresor sucedieron dos cosas: el citado individuo no apareció y la comisaria María José Mantilla alegremente manifestó que se dirigía a Conocoto para verificar una denuncia, dejándome con el problema.
Ante esta situación debo aclarar que como dirigente de esa cooperativa se ha decidido expropiar los lotes de socios morosos, por lo que existiría el espacio suficiente para construir una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) y no tener que acudir a Carapungo o San Juan de Calderón cuando nos sucede cualquier contratiempo.
Dos fechas tristes
Manuel Domínguez Rodríguez
El 29 de enero de 1942 se firma el protocolo de Río de Janeiro. ¿Por qué se firmó? Porque se necesitarían dos años para la movilización de un Ejército, se dijo que por terrible que sea el Tratado de Río ante la imposibilidad de reaccionar contra él, con alguna posibilidad de éxito se lo debería aceptar con espíritu maquiavélico, es decir, “que nuestra generación o nuestros hijos serán los que reconquisten la Amazonia ecuatoriana”...
El 26 de octubre de 1998 se firma en Brasilia la paz definitiva con el Perú y la colocación de hitos en los 78 km de frontera; la delegación ecuatoriana lo celebró como un día de fiesta.
Era el comienzo del fin de un conflicto absurdo de tantos años, que tanto daño había hecho al Ecuador de un problema que no pudimos o no quisimos resolver y que lo permitimos no hoy sino desde siempre. Lo perdimos por la indolencia de nuestros gobiernos que no miraron al Oriente y lo olvidaron, lo marginaron y lo ignoraron.
Le perdimos por una débil y tímida diplomacia que no supo esgrimir con altura, claridad y con estrategias adecuadas ante la comunidad internacional nuestros legítimos derechos. Pero lo perdimos sobre todo por la irresponsabilidad de muchos dirigentes y líderes políticos, a quienes que no importó el país y no supieron hacer causa común ante tan delicado problema.
A raíz de la firma de la paz se firmaron varios acuerdos de cooperación entre Ecuador y Perú: recientemente se inauguró la carretera de primer orden que une Ecuador con Perú, con la presencia de los dos mandatarios en la ciudad de Piura; aplaudimos este acuerdo, ya que permite el progreso de las dos nacionales amigas.
Habrá que preguntar cómo avanza el acuerdo. ¿Seremos capaces de llegar hasta estos lugares con nuestra industria? ¿Nuestro comercio podrá llegar hasta el Brasil por la vía del río Amazonas?
Ya tenemos el Amazonas por el que hemos luchado por 160 años, vertiendo la sangre de nuestros jóvenes; por eso mi homenaje reverente a los héroes que quedaron amputados de sus extremidades y a los soldados que lucharon por la patria. ¡Dios Salve a la Cordillera del Cóndor¡