Adriana trabaja en el Hospital de la Policía Nacional de Quito. Foto: Archivo / Particular
El covid-19 ingresó de forma silenciosa a la casa de Adriana Carvajal. La cabo primero de Policía se enteró que el letal virus estuvo en su cuerpo, el viernes pasado. Ese día recibió los resultados de las pruebas que los médicos le practicaron a ella y a sus dos hijos de 8 y 18 años.
La agente de 37 años contó este lunes, 6 de julio de 2020, que los médicos le explicaron que esos resultados significaban que su familia tuvo el virus en algún momento, pero que lo superaron.
Lo mismo ocurrió con su madre, quien también vive con ella. De hecho, la mujer de 68 años fue a la que primero le detectaron que tuvo coronavirus.
Ella ingresó por emergencias, la tarde del martes pasado, al Hospital de la Policía de Quito. Los médicos le diagnosticaron una trombosis en una de sus piernas, pero para internarla debían conocer si era portadora del covid-19.
En sus análisis se indicaban que había superado el virus, pero las secuelas se evidenciaban en sus pulmones. A través de una radiografía que le practicaron supieron que tenía pequeñas lesiones.
Los doctores le dijeron a Adriana que todos los miembros de su familia habían sido afortunados, pues la carga viral del covid-19 no fue tan fuerte. La agente también considera lo mismo y da gracias a Dios que siempre los cuidó.
Pero, ¿dónde y cómo se contagiaron? Esa pregunta se repite todos los días Adriana. “No lo sé, pero creo que fui yo quien trajo el virus a la casa. Desde que empezó la pandemia ni mi mamá, ni mis hijos han salido. Solo yo tengo contacto con el exterior por mi trabajo”, relata.
Adriana labora en el call center del Hospital de la Policía. A pesar de que no tiene relación directa con los pacientes, si ha tenido que cruzar por áreas donde están las personas contagiadas. “Quizás fue allí. No lo sé, pero es mi trabajo ayudar a las personas”, dice.
Pese al riesgo que corrió su familia, Adriana no se arrepiente de su profesión. Ella dice que ser Policía es ayudar a las personas que más lo necesitan. Por eso espera volver al Hospital y seguir trabajando. Actualmente, tiene una licencia de 15 días como parte del proceso curativo.
En estos días también ha pensado en el riesgo que corren sus compañeros que patrullan en las calles. A través de las redes sociales se ha enterado que muchos policías han perdido a sus seres queridos. “Ha sido una época dura para todos. Un compañero perdió a su hermano. También he visto como mis amigos que están en las calles llegan con síntomas fuertes del virus. Pasan varios días hospitalizados. Poco a poco se recuperan”, comenta.
Por todos esos momentos que ha sido testigo, Adriana aún no entiende cómo el virus no golpeó a su familia de forma severa. Ninguno tuvo síntomas graves. Solo su hijo mayor perdió el gusto y el olfato por unos días, pero ahora dice que está bien.
Su madre también se recupera en su casa. Ella salió del hospital el sábado. Los médicos controlaron la dolencia de la pierna y le emitieron el alta. “Nos dijeron que era más seguro que esté en nuestra casa. Ahora, en el hospital hay muchos casos de covid-19”.
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