Bayetas, ponchos y cobijas están en producción en la comunidad de Santa Ana de Zaguán de la parroquia Químiag del cantón Riobamba. Allí, una asociación integrada por 20 mujeres incursionó en la crianza de borregos para la producción de lana.
El objetivo es construir un centro de acopio y una planta procesadora para comercializar la fibra a empresas y fábricas textileras.
Juana Yambay es hábil en el oficio de hilar la fibra. Mientras sus compañeras abren sobre una chalina un paquete de lana, ella intercambia risas y al mismo tiempo transforma un guango (montón) en un hilo fino y resistente que lo enrolla sobre una vara de madera.
En el poblado, todas las mujeres tienen la misma habilidad y conocen a la perfección las técnicas para tejer las prendas de vestir.
Hace siete meses, este conocimiento estuvo a punto de perderse. La población de ovina era escasa. Solo disponían de animales de raza criolla que no eran rentables al momento de esquilarlos.
Así surgió la idea de repoblar la zona con ovejunos de raza suffolck, corriedale y ramboliet, que son conocidos por la calidad de la fibra y la carne. En octubre pasado, los técnicos del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) les entregaron 110 ejemplares para que iniciaran con el emprendimiento comunitario.
“El dinero que obtenemos de la agricultura y de la leche no es suficiente para solventar todos los gastos. Con este nuevo proyecto incrementaremos los ingresos”, cuenta Marina Salazar, una de las mujeres asociadas en el emprendimiento.
El grupo se denomina ‘Mujeres del Nuevo Milenio’. Manuela Aulla, presidenta de la organización, explica que escogieron ese nombre porque en la comunidad, la mujer tradicionalmente se dedicaba al cuidado de la casa, de los hijos y del esposo. Ahora rompieron ese esquema para transformarse en un grupo más productivo.
Los borregos pueden ser esquilados una vez al año y cada uno produce 4,5 kilogramos de una lana de color beige. Es suave y fácil de hilar. Los 110 ejemplares fueron distribuidos entre las socias de acuerdo a las posibilidades. Cada una tiene un macho y entre 6 y 10 hembras con sus crías.
Labor comunitaria
Eran las 11:00 del miércoles 6 de noviembre, todas las socias se reunieron en el prado de Juana Yambay para aprender la forma correcta de tumbar a un borrego antes de trasquilarlo. Similar a esta capacitación se desarrollaron frecuentemente otras similares.
Además, las mujeres aprenden a esquilar con maquinaria móvil que les presta el Ministerio. También la forma de alimentar a los animales, los cuidados básicos que requiere cada una de las razas. Los suplementos vitamínicos para mejorar la calidad del producto…
La instructora es la técnica Marcia Coba. “Las socias están felices con el proyecto. Nosotros les damos el soporte técnico y les ayudamos a ubicar mercados para comercializar las prendas confeccionadas con la fibra”, explica Coba.
Cada familia decide qué hacer con la lana que producen sus animales. Algunas prefieren comercializarla a las fábricas textileras. Pero la mayoría de socias opta por fabricar prendas de vestir para venderlas en los mercados.
“Fabricar la ropa a mano, con lana cosechada, procesada e hilada por uno mismo, es una costumbre que ya no es común en esta provincia. Por eso creo que es una buena idea de negocio”, opina Carlos Lema, esposo de una de las socias, quien también toma el guango y ayuda a hilar en sus tiempos libres.
Los precios de la fibra
Cada kilogramo de lana de borrego cuesta USD 1,80. Los mayores compradores son las fábricas de Guano y Riobamba.
En lo que va del año, los productores ya esquilaron por primera vez a sus animales. Obtuvieron cerca de 400 kilogramos de lana. La mayor parte del producto fue comercializado en los mercados.
En el futuro, las socias esperan que sus animales se reproduzcan para montar una procesadora de lana.