He tenido la oportunidad de hacer varias cosas por mi país. Primero lo hice como futbolista al jugar en grandes equipos como El Nacional y Barcelona, en los cuales fui campeón y eso me sirvió para integrar la selección ecuatoriana, el sueño de todo futbolista.
Representar a 14 millones de personas no tiene precio.
Luego cuando me retiré de esta profesión estuve 10 años en España preparándome y trabajando para darle una mejor vida a mi familia.
En Europa demostré que en Ecuador habemos personas que nos gusta trabajar y conseguir las cosas por nuestros méritos. Creo que los emigrantes aportamos económicamente al país y eso es valedero.
Ahora tengo la oportunidad de ser formador de jóvenes y con este título puedo dirigir hasta en la Segunda categoría. Me falta un año para poder dirigir como técnico en cualquier club y a escala mundial.
Guiar a los muchachos en la vida es un poco complicado porque no todos llegan a ser profesionales. Es por eso que intento trabajar mayormente en la actividad positiva de los chicos, en sus valores y mentalidad deportiva, porque perdurarán como seres humanos en la vida.