El punto que Liga de Quito le sacó al Yaracuyanos, dignos portadores de la franquicia Sporting Picapedreros, es valioso y encamina una clasificación. Todo indica que los albos superarán el primer escollo de la Sudamericana. Sin embargo, el nivel de la ‘U’ sigue siendo deficitario. En Barquisimeto, el cuadro del DT Edgardo Bauza volvió a mostrar marcados límites de un equipo que potencialmente promete mucho pero que, en la cancha, solamente defrauda y compara la experiencia de verlo jugar a quedar atascado en el tráfico de Quito. Otra vez, la mala puntería. Otra vez, los desajustes y las desatenciones. Otra vez, un resultado que no fue mejor porque la defensa parece funda de papel: se ponen cuatro latas y ya se desfonda. Qué horrible juega Liga.
Estamos en agosto y la LDU versión 2011 no se compara de lejos al modelo 2007 y 2008, cuando su dominio en Ecuador era absoluto y su presencia internacional generaba respeto. Hay una decadencia que se explica por varios factores, desde el peso de los años en figuras que lo dieron todo hasta la mala suerte de las lesiones, pasando por refuerzos que arrastraron la camiseta en lugar de hacerla brillar.
Quizás esta tenue temporada de Liga sea un eslabón más de la decadencia general en la que está entrando el fútbol nacional, expresada en la pérdida de peso internacional de la Tricolor, los mundiales juveniles discretos tras angustiosas clasificaciones y demás hechos puntuales que tienen a los hinchas muy decepcionados y conviertiendo al Twitter es diván de Freud. Es difícil sobresalir cuando el ambiente te empuja hacia abajo. El problema es que Liga, al tener 14 trofeos en sus vitrinas, adquirió por derecho propio una responsabilidad ante la afición, que consiste en ser el motor de nuestro balompié. Hasta ahora, queda debiendo.
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