Una encuesta realizada a 700 dermatólogos alrededor del mundo reveló el impacto que tuvieron los aislamientos en la detección de cáncer de piel de tipo melanoma. Los especialistas consultados estimaron que al menos 20,87% de casos, unos 60 000, no fueron diagnosticados durante el 2020.
En Ecuador, los expertos indican que el porcentaje de cáncer de piel melanoma y no melanoma, que no fue diagnosticado en el mismo periodo, fue de aproximadamente el 30%. “En el 2019 teníamos un diagnóstico promedio de unos tres casos por semana. Esto se disminuyó en el 2020, con un caso —máximo dos— a la semana”, de acuerdo con el dermatólogo Jorge Bonifaz.
La falta de diagnóstico de estas enfermedades fue una consecuencia más de la emergencia sanitaria. Las cuarentenas y el miedo de acudir a centros de salud provocaron que cientos de citas dermatológicas a escala nacional sean canceladas.
Mientras que a nivel privado la atención se reactivó poco a poco desde finales de 2020, los hospitales públicos se vieron obligados a dar prioridad a los pacientes con covid-19, limitando el acceso a consulta con especialistas. De hecho, hospitales como el Pablo Arturo Suárez no han reabierto aún su atención a consulta externa, porque está destinado a atender a pacientes con covid-19.
Una vez que arrancó la vacunación en Ecuador, las personas recobraron un poco de confianza para acudir a las citas médicas que estaban pospuestas. A partir de marzo de 2021, el flujo de pacientes en el sector privado empezó a normalizarse, según la dermatóloga Paola Guevara, quien atiende en su consultorio y también es coordinadora del servicio de Dermatología del Hospital Pablo Arturo Suárez.
Una vez que los pacientes regresaron a la consulta médica, el diagnóstico de cáncer de piel se duplicó. “Ahora, por semana tenemos unos seis casos”, dice Bonifaz.
El aplazamiento de la cita y tratamiento médico ha causado que los cuadros se empeoren. En general, los tratamientos se vuelven más traumáticos y más costos, dice Guevara. La recuperación también se vuelve más compleja.
En cuanto al melanoma, el paciente se enfrenta a metástasis y a mayor riesgo de muerte. Los pacientes con cáncer de piel no melanoma, en cambio, pueden sufrir un crecimiento exacerbado de la lesión, afectando una mayor área del cuerpo y obligándolos a pasar por cirugías de mayor complejidad.
Guevara está atendiendo en su consultorio privado un día al mes y de forma gratuita a pacientes del sistema público, que se quedaron a la deriva. “He tenido a pacientes que han muerto porque no tuvieron atención. Otros con cáncer, como melanoma, que se quedaron sin cirugía, o con carcinomas, que van al consultorio sin ojos, si partes del rostro, porque no tuvieron atención”, relata la especialista.
Todavía hay personas con temor a acudir a consulta externa, por miedo a contagiarse con covid-19. Ambos dermatólogos animan a los pacientes a acudir a su médico de confianza. Mientras más pronto se acceda a atención dermatológica, los pronósticos serán mejores y los gastos, menores.
Las señales del cáncer de piel son claras. Se presenta como lunares o lesiones que sangran y no sanan, o pigmentaciones en plantas, palmas o uñas. “Todas estas lesiones atípicas y en sitios fotoexpuestos (rostro, orejas, labios o brazos) son altamente sospechosas”, dice Bonifaz.
El cáncer de piel es el resultado de años de exposición sin protección al sol. La radiación se acumula hasta dañar las células. Por ello, los especialistas recomiendan el uso de protección solar desde los seis meses de edad, tres veces al día.