La pelota y sus goles se convirtieron en su mejor pasaporte para ser ecuatoriano. Cuando el delantero Claudio Bieler se expresa aún conserva su acento argentino, pero en su cédula ya consta como un ecuatoriano más desde julio del 2011.
¿Sabe la letra del Himno Nacional? El ‘Taca’ sonríe y dice “que sí lo puede cantar”. El ariete de Liga de Quito, como nacionalizado, liberó un cupo de extranjero para el equipo quiteño en este año.
El camino legal que facilitó el trámite de Bieler y de alrededor de 27 futbolistas en la historia, según registros de la Ecuafútbol y la Cancillería, se sustenta en la Constitución. Los trámites están basados en el artículo 8, que faculta el procedimiento de nacionalización “por haber prestado servicios relevantes al país”.
La carta de naturalización de Bieler se avaló con más agilidad por estar casado con la ciudadana ecuatoriana: Connie Del Hierro. “Ser ecuatoriano me llena de orgullo porque así puedo ayudar a Liga sin ser extranjero. También tengo la ilusión de jugar en la Selección”, manifiesta Bieler.
Desde 1996, en la presidencia de Sixto Durán Ballén, hasta la actual administración de Rafael Correa, se han nacionalizado 17 futbolistas. El primero que consiguió ser ecuatoriano en el período presidencial actual fue el arquero Marcelo Elizaga. El ‘Polaco fue noticia en Argentina por atajar un penal en las eliminatorias al delantero Carlos Tévez.
Hernán Barcos, otro argentino, inició su trámite de nacionalizarse con la ilusión de hacer goles con la camiseta ecuatoriana.
Andrés Villacís, jurista, explica que los futbolistas están en la misma posición que cualquier otro ciudadano extranjero para optar por su carta de naturalización.
Hacer goles o atajarlos se interpreta como un servicio al país y que esto beneficia a los futbolistas. “Es potestad del Presidente de la República considerar que son los servicios relevantes de un futbolista”, agrega Villacís.
La práctica de adoptar a deportistas en un territorio es antigua. Según registros históricos de la FIFA, el ex futbolista argentino Alfredo Di Stéfano fue uno de los pioneros cuando a mediados de los años cincuenta decidió convertirse en ciudadano español.
En el país, el fenómeno de la naturalización se dio por los años cuarenta con los panameños Luis y José Mendoza. En los registros históricos de Emelec aparecen Jorge Larraz y Carlos Raffo.
Este último fue un delantero argentino. Su talento incluso cautivó al presidente de la República, José María Velasco Ibarra; quien respaldó los trámites de su nacionalización para que pueda jugar las eliminatorias con la Selección camino al Mundial de Chile 62’.
Así, por la Selección Nacional han pasado 15 jugadores nacionalizados a lo largo de la historia. El último fue el defensa de Liga de Quito, Norberto Araujo.
No existe ningún tipo de impedimento legal para prohibir el derecho de convertirse en ecuatorianos a los futbolistas. En la Federación Ecuatoriana tampoco hay un reglamento que limite el número de futbolistas nacionalizados que pueden jugar en el país.
Oswaldo Paz y Miño, jurista con especialidad en temas deportivos, descarta que un futbolista extranjero al convertirse en ecuatoriano pague menos impuestos. “Si es un acto de espíritu y mente nacionalizarse esto no puede ser tomado como un negocio”.
Pero los clubes y jugadores sí sacan ventaja porque así pueden contratar a otros foráneos. Además, los deportistas tienen facilidades para ser contratados como ecuatorianos en cualquier equipo. Como extranjero tienen limitaciones, según sus condiciones.
Sin embargo, no todos los jugadores que se nacionalizaron se quedaron. Por citar dos ejemplos: el colombiano Álex Escobar y el argentino Carlos Juárez. El primero tuvo problemas con la justicia y el segundo recibió una suspensión de la Ecuafútbol por consumo indebido de cocaína.
También hay historias de éxito. Cristian Bottero y Eduardo ‘Ñato’ García instalaron sus negocios que los sembró de forma definitiva en territorio ecuatoriano.
Así la fiebre de la nacionalización no se detiene a pesar de las críticas. Hugo Villacís, directivo de El Nacional, pide que se analice con más detalle al momento de considerar el ‘servicio relevante’ como la vía para nacionalizarse.
Matías Oyola e Iván Borghello esperan su naturalización
“Me gusta la ciudad (Guayaquil), el país, la gente, lo que me brinda la hinchada a mí y al grupo cuando vamos a jugar en cada estadio”. Con esas palabras, el argentino Matías Oyola resumió las razones que lo llevaron a decidir iniciar los trámites para convertirse en ecuatoriano.
La idea surgió a finales del año pasado en una conversación con la dirigencia canaria sobre la renovación de su contrato. El jugador recuerda que los directivos, entre ellos el presidente del club Antonio Noboa y el titular de la Comisión de Fútbol, José Doumet, le manifestaron su interés por retenerlo en el equipo y al mismo tiempo le interesaba obtener la nacionalidad ecuatoriana.
Según Doumet, el interés por la naturalización fue mutuo desde el principio. Oyola ya había analizado el tema con su esposa Agostina Capellari. Él recuerda que a ella le agradó la idea. “No le disgustó porque, como yo, ha sentido el cariño de la hinchada y de todo el pueblo ecuatoriano”, confiesa el mediocampista de 29 años.
A Oyola lo empezó a cautivar la idea de la naturalización a mediados del año pasado. Fue después de un clásico del Astillero cuando salió del campo de juego y recibió la ovación de la hinchada.
Había escuchado que, mientras anunciaban la alineación del equipo antes de cada partido, cuando por los altoparlantes pronunciaban su nombre, la hinchada aplaudía. Pero no se imaginó que tal ovación llegaría a convertirse en idolatría.
Según Capellari, quien lo acompaña desde el 2009 cuando llegó al país, Oyola se siente cómodo en el país.
Ella lo acompañó incluso en el 2010 cuando el equipo se trasladó a Quito. “Matías no se adapta fácilmente a los espacios que le resultan nuevos, pero con Ecuador fue distinto. Dos semanas después de haber llegado a la ciudad ya manejaba el automóvil sin problemas”, cuenta la compañera sentimental del futbolista.
El trámite empezó inmediatamente después de que el jugador tomó la decisión de nacionalizarse. Para esto, según Doumet, contrataron a un abogado en Quito que está a cargo de hacer las diligencias pertinentes y comunicárselas constantemente al abogado del club, Andrés Holguín.
Según el representante legal de los canarios, la nacionalización del volante podría definirse esta semana. Eso le permitirá al club inscribirlo en la Ecuafútbol como ecuatoriano y así ganar un cupo para contratar otro extranjero.
Doumet reconoce que la nacionalización de Oyola beneficiará al club, pero niega que se trate de sacar ventaja frente a otros clubes que participan en el Campeonato. “Otros clubes pueden hacer lo mismo. Las nacionalizaciones pueden ser entendidas por una ventaja, pero los partidos se los gana en la cancha”, dijo el directivo.
La que sí podría esperar por lo menos un año más es la naturalización del delantero argentino Iván Borghello. Según Doumet debido a que luego de su paso por el Deportivo Quito, en el 2009 abandonó el país para regresar a Argentina y vincularse Newell’s.
Según el jugador, que llegó al equipo torero el año pasado, la decisión de naturalizarse la tomó luego de analizar la prepuesta de la dirigencia del club para que también sea ecuatoriano.