Un hombre estuvo 13 meses a la deriva en una lancha hasta que el mar lo arrojó a las Islas Marshall. ¿Realidad o fantasía? Para el embajador mexicano que entrevistó al náufrago, hay elementos “coherentes” que permitirían pensar que la odisea es cierta.
Ahora, el salvadoreño José Salvador Alvarenga, de 37 años, se prepara para el viaje de regreso a casa con el apoyo de las autoridades mexicanas que colaboran con El Salvador para gestionarle un pasaporte y las visas necesarias.
“Se está trabajando para que el regreso sea lo más pronto posible”, dijo vía telefónica a la agencia dpa el embajador de México en Filipinas, Julio Camarena, que atiende también los asuntos diplomáticos en las Islas Marshall.
La increíble historia del salvadoreño ha generado algunas dudas sobre su veracidad, pero para Camarena “la información que ha dado ha sido coherente, correcta. Esa parte es válida”.
Por ejemplo, es verdad que tiene una hija y que sus padres viven en el pueblo de Garita de Palmera en El Salvador. Y que trabajaba para la Cooperativa Camaronera de la Costa, en un pequeño puerto del sureño estado mexicano de Chiapas, desde donde dijo que salió a pescar y fue sorprendido por una tormenta.
Alvarenga, un hombre de barba rojiza y pelo revuelto, apareció en el atolón de Ebon a más de 10.000 kilómetros de su punto de partida el viernes pasado. Primero se pensó que era mexicano, pero gracias a la conversación telefónica que tuvo con el embajador se supo que era salvadoreño y que vivía desde hacía mucho tiempo en México.
Alvarenga contó al embajador y a las autoridades de las Islas Marshall que partió de México con un compañero en su lancha en diciembre de 2012. Y que después de un tiempo el joven que lo acompañaba murió de hambre y de sed. “Hay gente que opina que puede ser demasiado tiempo el que dijo que estuvo el mar. Nadie sabe exactamente cuánto habrá sido.
Pero también es un hecho que estando solo se pierde la perspectiva”, señaló el embajador. La parte de la historia en la que dijo que iba con otra persona aún no ha sido confirmada. Para las autoridades de las Islas Marshall, que hasta 1990 estuvieron bajo administración de Estados Unidos, aún hay temas por corroborar. “Todavía no hemos tenido ocasión de verificar su historia”, dijo hoy el ministro de Relaciones Exteriores, Gee Bing, a la emisora de radio australiana ABC.
Según el embajador estadounidense en las islas, Thomas Armbruster, Alvarenga “está en mucha mejor condición de la que uno hubiera esperado después de semejante tortura”. Pero también es un hecho que no es fácil llegar, así porque sí, a las Islas Marshall, perdidas en el Océano Pacífico. Hombre fornido, el salvadoreño no parece ser el náufrago desvalido que tuvo que alimentarse de peces, tortugas y pájaros o que beber agua de lluvia y su propia orina para sobrevivir. Según el mismo relató, en la desesperación de un viaje sin rumbo quiso suicidarse en su lancha. “Me quería ahorcar, lloraba”, contó a la cadena televisiva Telemundo.
Pero se aferró en dios cuando perdía las esperanzas, aseguró. Después de ser encontrado por un investigador en el atolón de Ebon, Alvarenga fue trasladado a Majuro, capital de las Islas Marshall. Ahí se le vio llegar con una lata de refresco en la mano. Camarena dice que, aunque su estado de salud es muy bueno dentro de lo que cabe y está en “franca recuperación”, cuando llegó estaba “muy cansado, divagando”. La conversación que sostuvieron por teléfono, en la que Alvarenga estuvo acompañado por el viceministro de Relaciones Exteriores de las Islas Marshall, “no fue una conversación fluida”.
“En el pasado ha habido otros casos de náufragos así”, dijo el embajador. En 2006 la tripulación de un buque atunero taiwanés encontró cerca de las Islas Marshall a tres mexicanos que estuvieron nueve meses a la deriva. Y en 1992 dos pescadores de Kiribati sobrevivieron 177 días en alta mar antes de llegar a Samoa.