Un olor fétido se percibe en algunas zonas de Izamba, Las viñas y el Socavón en Ambato. Están asentadas junto a fábricas y curtidurías y las desembocaduras de los canales de las aguas servidas que usan los 329 000 habitantes y las 293 industrias.
Los agricultores de Izamba riegan sus cultivos con el agua del canal Chacón Sevilla. En horas de la mañana, el líquido es casi transparente. Pero mientras avanza el día, las curtiembres expulsan sus residuos. El torrente se vuelve verdoso y negro.
“El agua que viene de coloración azul oscuro es buena para la siembra, la verde un poco menos y la negra es mala para los cultivos”. Son las ingenuas expresiones de Luis Enrique Rambé, un humilde agricultor del sector de Cañabana en Izamba.
En ese mismo sector, Teresa Masapuncho riega su sembradío de maíz con un agua negra de consistencia aceitosa. También cultiva acelga, espinaca, coliflor, lechuga, brócoli, entre otros.
En el sector de Cañabana, el agua circula por un canal construido para aguas lluvias, de regadío y residuales.
Celia Cahuana, habitante del barrio San Isidro de Izamba, dice que “las curtidurías mandan sus desechos sin importarles a dónde vayan y a quiénes afectan”.
Pero Rodrigo Telenchana, otro de los agricultores, afirma que riega sus cultivos con el agua del canal Chacón Sevilla. “Solo cuando el volumen disminuye, se mezcla con los líquidos que salen de las curtidurías del sector”.
Según cifras de los curtidores, en Tungurahua se fabrica el 80% de la producción nacional de pieles (cada año se elaboran 700 000 en el país). Para su procesamiento esta industria usa 39 000 metros cúbicos de agua.
Los estudios del Ministerio de Agricultura y Ganadería señala que más de 300 hectáreas se irrigan con el agua contaminada en Las Viñas, Catiglata y Pishilata.
Una forma de remediar la contaminación es la exigencia de la licencia ambiental otorgada por el Ministerio del ramo. Esa dependencia receptó 975 solicitudes en el primer semestre de este año. Fueron presentadas por compañías del centro del país. Solo se aprobaron 12. En 2011 se entregaron 36 y otras 64 se aprestan a recibirlas en este año.
Para Marco Buestán, ejecutivo de curtiduría Tungurahua, es difícil cumplir con las leyes ambientales, pero se puede llegar a reducciones con nuevas tecnologías. Se suman las aguas servidas de la ciudad que se depositan directamente en los ríos.
Según Paúl Acurio, técnico de la Empresa Municipal de Agua Potable de Ambato, están por concluir los estudios para la construcción de las piscinas de oxidación. La inversión bordeará los USD 24 millones. Su construcción empezaría en el 2013.
Las cifras
Según el Instituto de Estadísticas y Censos, el 99,88% de las industrias en Tungurahua no cumple con la normativa ambiental que exige el Ministerio del ramo
En el Parque Industrial de Ambato operan 101 empresa. Sin embargo, ese complejo no cuenta con las piscinas de oxidación o las plantas de tratamiento de aguas residuales, que salen de las industrias a diario.