El trabajo de las Fuerzas Armadas es completamente loable. En menos de un mes decomisaron un poderosos arsenal militar camuflado en la zona fronteriza de Sucumbíos. En la última incursión, los soldados hallaron fusiles, pistolas, granadas y miles de municiones que aparentemente iban a grupos armados.
Como sociedad debiera preocuparnos lo que ocurre. En el 2018, las operaciones de estos frentes criminales por el lado de San Lorenzo-Esmeraldas dejaron lecciones dolorosas: 10 ecuatorianos asesinados, entre ellos el equipo periodístico de este Diario.
Al calor de lo que ocurría en esos días, el Gobierno ofreció que el Estado se trasladará a la frontera norte. Eso significaba que se fortalecería la salud, educación, el acceso a créditos para emprender pequeños negocios, etc. ¿Ocurrió aquello? Parecería que no.
Fuerzas Armadas sí están presentes permanentemente. Necesitan todo el apoyo.
Pero para este año, a Defensa le destinaron USD 63,6 millones menos con relación a los USD 1 457,8 millones del 2019.
El año pasado ya hubo voces de quienes manejaban a las tropas. No pedían “lujos”, solamente “condiciones mínimas” para cumplir las misiones constitucionales.
La situación económica se ha deteriorado con la crisis provocada por la pandemia. Pero no hay que descuidar la seguridad.
En Esmeraldas, los mismos hombres del abatido ‘Guacho’, cabecilla de ex guerrilleros de las FARC colombiana, actuaron nuevamente en el secuestro de una ecuatoriana: hermana del futbolista Enner Valencia.
Los servicios de Inteligencia muestran que uno de los capturados manejaba la logística del denominado Frente Oliver Sinisterra.
Luego de la serie de ataques perpetrados en el 2018, las fuerzas del orden cerraron todas las vías. Informes de ese entonces mostraban cómo las mafias se quedaron sin mayores posibilidades de maniobra. Los cargamentos de droga permanecieron embodegados. La salida fue abrirse rutas ilegales por Sucumbíos. Entonces, es urgente responder como Estado.