Desde su título, ‘El abuelo que saltó por la ventana y se largó’, y su portada, la foto en plano medio de un abuelo con un dulce y suave saco rosa, un rostro sereno pero desafiante y un taco de dinamita en su bolsillo derecho, este libro engancha.
Esta novela del sueco Jonas Jonasson presenta a Allan Karlsson, un abuelo que decide escapar por una ventana el día de su cumpleaños número cien. Varios acontecimientos, desatados con su huida, dan el punto de partida para un viaje por la vida del increíble Karlsson y el papel que cumplió en el desarrollo de la historia mundial del siglo XX.
Entre muchas risas y gritos ahogados es imposible despegarse de esta historia. La narración le permite al lector hacer un recuento de la locura política, un tanto absurda, en la que vivió el mundo en esta época: la ciega ideología del comunismo inminente, el capitalismo abusivo, un muro que separaba ideologías, la bomba atómica.
El carácter templado de Allan, su sordera política que le impide interesarse en estos temas, una sencillez bastante serena y despreocupada, dibuja muchas veces una delgada línea entre la sinceridad y la estupidez. Este abuelo resulta ser un personaje bastante audaz que ha sabido librarse de grandes aprietos en los que se vio envuelto.
El tono paródico con la que se ven caracterizados varios personajes célebres de la historia con los que Karlsson se encuentra, como Franco, Stalin, Churchill, permite desatar la imaginación de quien lo lee y aferrarse a la esperanza de que, talvez, muchos de los crímenes y atrocidades cometidas en esas guerras por ideología o poder, fueron causados por una cierta estupidez humana, más que por un verdadero afán de causar daño.