Cortesía Comité Olímpico Ecuatoriano
El 2018 marcó un nuevo inicio en la carrera de Carlos Granja. El escalador cumplió con su último año como juvenil, categoría en la que consiguió tres campeonatos mundiales, y compitió en dos eventos senior, categoría en la que deberá continuar desde enero.
La transición es difícil para el imbabureño, que estaba acostumbrado a mantenerse entre los mejores de las competiciones. Su primera prueba como adulto fue en agosto pasado, en el Mundial de Innsbruck, Austria, donde se ubicó en el vigésimo puesto.
En esa ciudad consiguió su último título mundial juvenil, en el 2017. Sus otros dos campeonatos en esa categoría los obtuvo en Nueva Caledonia (2014) y en Italia (2015).
“Fue un cambio muy duro, porque me había acostumbrado a estar en los podios, pero iniciar de cero me motiva mucho. Soy una persona de retos y esto forma parte del crecimiento de todos los deportistas”, dijo Granja.
Se reivindicó en el Campeonato Panamericano que se organizó en Guayaquil, en noviembre, donde consiguió el segundo puesto en velocidad y se clasificó a las finales en las modalidades overall y combinado.
Reconoce que esos últimos resultados lo motivaron de cara al inicio de una nueva temporada de competencias, que arrancará en marzo del 2019.
Además del cambio de categoría, el deportista de 18 años sufrió una lesión en el 2018. En febrero pasado, durante una práctica, se fracturó la clavícula y eso lo mantuvo fuera de las competiciones nacionales e internacionales, durante un mes y medio.
En Guayaquil cumplió con su última participación del año, por lo que aprovecha desde entonces para pasar tiempo con su familia. Pasó las fiestas navideñas con sus padres y hermano y prevé lo mismo para fin de año.
Mientras está en su ciudad aprovecha para entrenarse en el muro de escalada de la Federación Deportiva de Imbabura, donde empezó a practicar esta disciplina, cuando tenía ocho años.
“Siempre es bueno estar ahí (Ibarra), porque es donde inicié, me siento en casa, conozco el muro como a mí mismo”, dijo el deportista, que se entrena con su tío Paúl López, quien lleva el control de su crecimiento desde que inició a practicar la escalada.
La relación familiar del escalador con su entrenador es una ventaja durante las prácticas y las competencias. Ellos son confidentes, su vínculo se fortaleció en los viajes y durante la convivencia diaria en las prácticas.
Granja es especialista en la prueba de velocidad, pero reconoce que todavía tiene aspectos por pulir. Por esa razón, en el 2016 buscó a un entrenador de atletismo para que lo ayudara a mejorar sus cualidades y fortalecer su tren inferior (piernas, pies, cadera…).
Johan Tama se encarga de su preparación atlética, en la pista de la federación imbabureña. Con él se entrena por dos horas en la mañana y por la tarde empiezan los trabajos con su tío, que se extienden por cuatro horas. En los últimos años, Rafael Tobar lo ayudó a mejorar en su alimentación.
Su agenda será intensa el próximo año. Sus competiciones se iniciarán en marzo, con una gira por ciudades europeas y luego por Asia. Durante ese trayecto, tendrá dos Mundiales, uno en Japón y otro en Francia, que otorgarán cupos para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Así mismo, planifica participar en el Panamericano de Estados Unidos, que es el último evento clasificatorio para los Olímpicos. “La clasificación es difícil pero no imposible, si logro estar entre los seis mejores en cualquiera de los dos mundiales ganaría un cupo”, dijo optimista.
Sus competencias las alterna con sus estudios de Administración de Empresas Hoteleras y Turísticas.