Si hay algo que al jefe le molesta es que sus empleados sean desordenados e impuntuales. Aunque Juan José Ortega siempre llega a tiempo, el orden no es precisamente su fuerte.
Ortega labora en la Constructora Edificar. Su oficina es un cubículo ubicado en medio de otros, con una desventaja: está justo al frente de la del jefe, por todo lo que hace o deja de hacer es seguido con interés por el ‘duro’.
El ingeniero Carlos Castillo, segundo a bordo en la empresa, comenta que para una buena convivencia dentro de una oficina es necesario respetar las normas establecidas con anterioridad. “Hay personas que pasan en el trabajo más horas de las que desearían, durante ese tiempo deben convivir con numerosas personas y situaciones, por lo que es necesario tratar de crear un clima lo más afable posible”.
Ortega tiene una costumbre. Cuando revisa la documentación diaria levanta los pies y los coloca sobre el escritorio. “Es una forma de relajarme pero no está bien porque hay reglas establecidas que prohíben ese tipo de actos. No solo por la parte estética sino por el cuidado que se debe tener con los muebles y accesorios de la oficina”, agrega Castillo.
Las sanciones para este tipo de actitudes sí existen, aunque regularmente no se apliquen. “Para lograr una buena convivencia no basta con saludar al llegar y al irnos, sino también tener una conducta abierta hacia uno mismo y hacia los demás”, dice la diseñadora Carla Sotomayor.
El panorama es claro. Si hay establecido un horario para almorzar, se debe respetar a rajatabla. Y si los empleados coordinan para suplirse entre ellos ante cualquier dificultad, deben hacerlo todos. Esas son pautas que deben seguirse si no se quieren crear discrepancias innecesarias.
“La cordialidad, la amabilidad y el don de gentes son reglas de comportamiento que deben ser de ley en una oficina”.
Abigail Cordero es la encargada de los servicios al personal. En la pequeña cafetería tiene todo ordenado. “Siempre podemos interesarnos por los demás, averiguar si necesitan algo, tratar de conocerlos un poco más cada vez que conversamos con ellos…”.
“Si nos mantenemos ‘dentro de una burbuja’ en lo que a relaciones sociales se refiere, solo pareceremos personas retraídas, sin confianza en nosotros mismos, características poco recomendables para quienes desean tener éxito y escalar en su trabajo”.
Cristina Jaramillo, la psicóloga de la empresa, explica que otra de las fortalezas para un ambiente favorable en la oficina es que el personal esté abierto al trabajo en equipo. “Esto es algo casi imprescindible en la época actual, en donde se forman diferentes equipos para desarrollar actividades. Las tareas coordinadas con otras personas nos permitirán enriquecernos, pedir ayuda a alguna otra, dedicarnos más a la tarea específica que tenemos…”.
Si las reglas laborales se cumplen, el desempeño en un ambiente tranquilo y relajado será la mejor motivación de trabajo.
Derechos
La buena educación no se limita al saludo cordial y educado, sino a un factor mucho más amplio. Todos los empleados son merecedores de idéntico trato y tratamiento.
De la misma manera que se pueden realizar críticas, hay que estar abiertos ante la posibilidad de recibir críticas constructivas, que permitirán enriquecer nuestro trabajo.
Los empleados y funcionarios deben recibir información actualizada y a tiempo sobre asuntos importantes para su desarrollo y el de la institución donde labora.
Obligaciones
Todos los empleados y trabajadores tienen la obligación de cuidar, proteger y mantener la infraestructura física y los equipos que posea la oficina, fábrica o corporación.
Estar abiertos al trabajo en equipo es imprescindible en todo trabajo actual. Es obligación estar abiertos a esta forma o técnica de trabajo. La unión hace la fuerza.
Respetar las normas internas establecidas es indispensable para lograr una convivencia armoniosa. Se incluyen ahí los horarios de almuerzos, descansos y salidas del personal.