Una de las traducciones del inglés sobre el significado de “drones” afirma que equivalen a zánganos y que su utilización más común es para referirse a los aviones o máquinas de travesía no tripuladas. Se hicieron populares al sobrevolar los estadios brasileños del Mundial 2014, provistos de cámaras para trasmitir imágenes de los partidos de fútbol que no eran cubiertas por las tomas desde el campo de juego. Fueron espectaculares y su uso puede ser aplicado a diferentes ámbitos; incluso, para configurar virtualmente, procedimientos de control social que desde ángulos privilegiados puedan observar, analizar y, si es del caso, elaborar expedientes para que otros organismos -ya no drones- juzguen, sancionen o eliminen.
Por estos motivos y ante la cascada de leyes que aprueba o está por aprobar la Asamblea Nacional destinadas a controlar, se puede afirmar que la vida pública y privada del Ecuador está plagada de “drones” que aspiran a no dejar ningún resquicio sin su inquisitorial observación: comunicación, sistema financiero y bancario, agua, territorios municipales, comercio exportador o importador, universidades ordinarias o las atómicas, medicinas; y si algo se queda, repetir aquella estrofa del tango de Celedonio Flores: “Si alguna deuda chica sin querer se me ha olvidado en la cuenta del notario que tenés se la guardas”.
La concentración de poderes del Gobierno que ha logrado la plena identificación con el Estado; la extensa exposición ideológica de los objetivos, sea en los considerandos de las leyes o en su parte resolutiva, y la absoluta falta de contrapesos políticos permite concluir que la estructura más similar del proceso que se elabora estuvo en los planes quinquenales de la Unión Soviética. Fueron procesos de planificación del crecimiento económico en períodos limitados con objetivos predeterminados a gran escala como el desarrollo de la industria pesada, la colectivización de la agricultura o la planificación para la producción de armamentos en los diversos planes.
El problema para el Régimen y allí radica la diferencia con los soviéticos es que su plan si bien abarca todo no llega hasta las últimas consecuencias en su desarrollo. En palabras crudas el banquero Antonio Acosta y del analista Felipe Burbano de la Lara lo han expresado con claridad en materia bancaria: …porque se detienen a medio camino y no estatizan de una vez todo el sistema financiero y bancario nacional…
El dilema es acuciante cuando estamos en los trámites fínales de concluir un acuerdo económico con la Unión Europea y las normas de ese instrumento deberán superarse mediante negociaciones y transacciones -de las que no se excluyen las políticas- grandes diferencias de escenarios y rutas económicos muy distintas.
Los zánganos en la vida de las abejas son osados pretendientes que luchan por el lecho nupcial de la reina; aunque luego, por una implacable ley biológica sean devoradas por esa consorte que carece de corazón.
Alfredo Negrete / anegrete@elcomercio.org