Redacción Quito
El puesto de bisutería de la cuencana Norma Simbaña no se ha movido. El cubículo se mantiene en la calle Pichincha, en La Marín. Hace cuatro semanas, Simbaña participó en la marcha y en una reunión con el alcalde Augusto Barrera.
Allí le informaron que habrá mejoras para los comerciantes informales. Sin embargo, un mes después (la reunión fue el 21 de agosto) la imagen de La Marín sigue siendo la misma.
Hay largas filas de buses. Los vendedores ambulantes se suben y bajan de los buses urbanos. En un islote cerca del playón y en las veredas se siguen instalando las carpas donde se ofertan zapatos, ropa, comida…
Ayer, Lucía Jarrín atendía en un local de venta de música. La adolescente se quedó a cargo del negocio porque su madre asistió a una marcha para exigir que la Asamblea Nacional apruebe el proyecto de Ley de Defensa del Comerciante Minorista.
Carlos Castellanos, presidente de los comerciantes minoristas de Pichincha, dijo que se han mantenido reuniones entre los comerciantes y funcionarios municipales donde se analizaron soluciones definitivas al problema del comercio informal.
Sin embargo, los comerciantes no han avanzado en las gestiones porque han organizado reuniones y marchas para exigir la aprobación de la Ley. “Los 2 600 000 informales dependemos de lo que se diga en la Ley. Después avanzaremos en las gestiones para los comerciantes de la ciudad”, concluyó Castellanos.
André Quiñónez, vendedor de agua de coco, lamentó que luego de la marcha y los diálogos no se mejoren las condiciones.
En La Marín se planteó como solución terminar el mercado donde se ubicarán 130 comerciantes informales de la zona. La obra cuesta USD 510 000. Pero faltan aportes del Municipio. En el Cabildo se hacen los estudios.