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Reinaldo Rueda dijo que “la emoción” fue la que llevó a la Selección a desordenarse en los últimos minutos y recibir el gol del triunfo de Suiza, que tiene a Ecuador con KO técnico en el Mundial.
Pero más que emoción, lo del equipo y las desconcentraciones son un patrón de juego, una conducta que se ha repetido, históricamente, y que Rueda no ha podido corregir en sus cuatro años de trabajo.
Ecuador es un equipo que se distrae regularmente en el inicio del partido, en el arranque del segundo tiempo y también al final. Para evidencia están los números: en las eliminatorias, Ecuador recibió 16 goles en 18 cotejos.
Cuatro de ellos se encajaron en el primer cuarto de hora del partido: ante Venezuela y Perú como visitantes y contra Argentina y Paraguay en casa.
También ha recibido goles apenas iniciado el segundo tiempo. Le sucedió ante Paraguay en Asunción y contra Bolivia en La Paz, cuando parecía que la clasificación al Mundial de Brasil tambaleaba.
A ello hay que sumarle el déficit que mostró Ecuador en la eliminatoria del 2010, en donde perdió puntos en los últimos minutos ante Paraguay en Quito (1-1) y con Argentina en Buenos Aires (1-1).
Por ello, no era de extrañarse, aunque sea doloroso para la hinchada, que el equipo recibiese el tanto del suizo Admir Mehmedi en el génesis del segundo tiempo y el de Haris Seferovic al final del partido.
Los errores no son producto de calenturas o de emociones como sostiene Rueda, sino de errores conceptuales , de administración de marcas, incluso de malicia para frenar con falta al volante suizo que recorrió más de 30 metros para armar el contragolpe que terminó en el gol del ariete Seferovic.
A Ecuador le queda ganar a Honduras como única alternativa para seguir peleando. Hay poco tiempo para preparar el partido.
Rueda, a quien le gusta mucho las técnicas de ‘coaching’ y programación neurolinguística, tendrá que reanimar a un equipo con un legado de años de perder partidos en el último pestañeo.