Las noticias que sobre el IESS publicó EL COMERCIO entre noviembre del 2006 y marzo del 2010 fueron el reflejo de la realidad que viven afiliados y jubilados.
Sus problemas, necesidades, angustias y satisfacciones sirvieron de base para planificar las coberturas diarias. Desde que fui asignado a la cobertura de esa fuente, todas las publicaciones fueron coordinadas a diario con el editor de la sección Sociedad, Agustín Eusse, en un ejercicio de transparencia, en el cual siempre nos documentamos y contrastamos.
Nunca fueron improvisadas o dependieron únicamente de la decisión editorial de una persona. Con esa metodología trabajé en Sociedad hasta hace cuatro meses y la misma fórmula se aplica ahora que estoy en la sección Judicial.
En todos los reportajes del IESS se siguieron las reglas básicas del periodismo: buscar hechos, realizar un trabajo de campo y contrastar con las autoridades involucradas.
Pese a ello, hubo momentos tensos con las autoridades del Seguro, especialmente en este Gobierno. Fui objeto de malos tratos de empleados cercanos a la Presidencia del IESS y también del titular del organismo.
A través de cartas intentaron descalificarme, mencionando incluso aspectos personales. En misivas se refirieron hasta a mi color de piel.
Preferí responder con más rigor en mi trabajo. Soy de Latacunga. Llegué a estudiar a Quito en 1993 y obtuve mi licenciatura y un trabajo honesto. Sin embargo, en las coberturas del IESS fui vejado. Por dos ocasiones fui expulsado del Seguro.
Policías que vigilaban el hospital y el edificio matriz del IESS me condujeron hasta la calle, pese a tratarse de instituciones públicas.
La única explicación era que había ‘órdenes de arriba’. Las autoridades no siempre estuvieron prestas a evacuar interrogantes que surgían de documentos obtenidos en hospitales y dispensarios médicos. Mi deber era contrastar. La relación entre directivos y la prensa se tensó más a inicios del 2010, cuando revelamos problemas con las medicinas y que el IESS entregaría sus fondos al Gobierno. Esto se concretó más tarde.