El movimiento consiste en activar los dos lados del cuerpo, manteniéndolo por un par de segundos. La respiración es clave en la rutina. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Para tonificar músculos, fortalecer el centro del cuerpo y relajar la mente de niños y adultos llega el yoguilates. Se trata de una práctica que fusiona el yoga y el pilates. Se activó durante el confinamiento para ayudar a estar en forma y relajados al mismo tiempo y desde casa.
La profesora de yoga Johanna Sevilla -con 15 años de experiencia– explica que la combinación tiene como propósito entrenar al cuerpo y a la mente para lograr un verdadero equilibrio y disfrutar de un estilo de vida saludable.
Cuenta que la fusión es posible porque los movimientos que se ejecutan en una clase de pilates –método de entrenamiento– se desprenden de las asanas que se usan en la práctica de yoga, considerada una disciplina milenaria. Son totalmente compatibles.
Una clase de yoguilates dura entre 60 y 75 minutos. Por ahora se la imparte virtualmente, como muchos otros sistemas de entrenamiento, a través de plataformas como Zoom o Facebook, por ejemplo.
Pueden participar niños y adultos de todas las edades, pero se la recomienda, sobre todo, para aquellas personas que permanecen más de ocho horas sentadas frente a un computador, una realidad luego de la implementación del teletrabajo en el Ecuador.
Con la combinación de movimientos, afirma Sevilla, se corrigen posturas y se logra una espalda saludable.
La práctica constante también otorga flexibilidad articular, importante para evitar fracturas tras una caída. De allí la sugerencia de involucrar a las personas de la tercera edad en una de estas clases.
Los expertos aseguran que los beneficios se sentirán desde el primer encuentro, pero para observar unos músculos tonificados, por ejemplo, se requiere de constancia: se sugieren tres clases por semana. Los encuentros únicamente de yoga, en cambio, se recomiendan a diario: 30-45 min.
Durante las clases de yoguilates, los participantes también aprenderán técnicas de respiración, indispensables para calmar la mente y reducir los niveles de estrés y de tensión. Esos ejercicios, por ejemplo, son propios del yoga.
Para sumarse a una clase basta con tener actitud, pues no se requiere de un entrenamiento previo. La ventaja de este sistema es que todos los movimientos se adaptan a las necesidades y capacidades de cada hombre o mujer.
Sevilla recuerda que se trata de una alternativa de entrenamiento libre de impacto y que por eso es opción para personas que dejaron de entrenarse por molestias en las rodillas, producto de una lesión o por el sobrepeso generado a causa del confinamiento.
Las clases se dividen en función de las habilidades de cada persona. Hay encuentros en los que participan solo principiantes, mientras que en otro grupo están los más experimentados.
La clave para cumplir la jornada con éxito está en ejecutar los movimientos con la técnica adecuada. De eso, precisamente, se encargan los monitores, quienes se encuentran al otro lado de la pantalla.
Parece complicado, pero así es como han venido trabajando tras la emergencia sanitaria.