Ana Viteri, Karina Betancourt, Fernanda González y Ludovica Salazar participan y son anfitrionas de intercambios. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
El intercambio de ropa es una actividad que tendrá mucha relevancia este 2020 y que podría convertirse en una tendencia. Esta manera de encontrar prendas de vestir se ha popularizado gracias a una mayor conciencia sobre la explotación social y ambiental que ejerce el sistema de moda.
Anna Wintour, editora de Vogue y uno de los personajes de moda más influyentes del mundo, invitó a los consumidores -en una intervención que realizó a finales de noviembre del 2019-, a valorar sus prendas, reusarlas y heredarlas a las nuevas generaciones. El objetivo es cambiar la idea de que la moda es desechable.
Un evento a escala mundial que espera tener un gran impacto es el Global Fashion Exchange (Intercambio Global de Moda). Este se realizará en conjunto con la organización internacional Fashion Revolution. El objetivo es llevar a cabo eventos de intercambio de ropa en todo el mundo, del 20 al 26 de abril del 2020, mapearlos y documentarlos.
Estos encuentros no son nuevos. Se realizan al menos desde la década de los 90 y se considera a la estadounidense Suzanne Agasi la fundadora del ‘clothing swap’. Los intercambios se pueden realizar tanto en espacios privados como en una casa, o en lugares con mayor capacidad, como tiendas o centros comunitarios.
Cada participante debe llevar una cantidad de prendas que se establece en la invitación. La ropa debe estar en buen estado y limpia. Todo se expone en colgadores. Lo que no encontró nuevo dueño se dona a fundaciones.
En Ecuador ya se han realizado varias experiencias de intercambio. Uno de los más visibles fue el Swap, un evento liderado por el colectivo de arte contemporáneo Eukarya. La primera edición se realizó en el Domo de Tumbaco; la segunda, en el Centro de Arte Contemporáneo.
Ana Viteri, Karina Betancourt, Fernanda González y Ludovica Salazar serán las anfitrionas del intercambio de este fin de semana. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
Ana Viteri, artista y parte del colectivo, explica que esta es una obra de arte relacional. Consiste en hacer una convocatoria para que se done ropa en buen estado. Con las prendas se construye una instalación artística.
El público puede ver esta instalación, pero el día del intercambio solo quienes donaron tienen derecho a llevarse nuevas prendas. “Se activa una linda dinámica con las personas desarmando la obra”, dice.
Con esta instalación se busca generar una reflexión acerca de las cadenas de moda rápida. “Que produzcan tanta ropa y a precios tan bajos quiere decir que detrás hay una mano de obra superbarata”, dice. Se refiere a la explotación laboral que hay detrás de la producción de moda, sobre todo en países con leyes laborales laxas, como Bangladesh. Esto ha sido denunciado y documentado por organizaciones como Fashion Revolution.
Viteri también es parte de experiencias privadas que se están llevando a cabo en Quito. Ludovica Salazar, técnica ambiental del equipo de remediación del Ministerio del Ambiente, será la anfitriona de un intercambio que se realizará este fin de semana que inicia el viernes 10 de enero del 2020.
“Me gusta mucho el diseño de modas, es mi pasión, pero como tengo esta formación profesional, para mí es importante el consumo sustentable”, explica. Salazar también reflexiona sobre el enfoque actual en la contaminación de la industria del plástico, cuando al mismo tiempo “nos estamos olvidando de otras industrias que generan un gran impacto”.
Karina Betancourt, técnica ambiental de la Dirección de Control del Ministerio de Ambiente, también será parte de este encuentro. Betancourt conoce bien esta dinámica: cada diciembre, desde el 2016, se reúne con un grupo de mujeres (llamado Las Madrinas) para hacer trueque de moda. “Limpiamos nuestro guardarropa e intercambiamos ropa, accesorios y calzado con los que ya no estamos conectadas”, cuenta.
Viteri, Salazar y Betancourt invitarán a sus amigas cercanas para el intercambio. Para ellas, lo primordial es que este mecanismo de trueque se normalice en la ciudadanía.