El consumo consciente de la moda es posible
Reconocer lo que se tiene en el clóset ayudará a saber si es que es necesario comprar algo nuevo. Estefanía Mora recomienda liberarnos de lo que ya no se usa y donar lo que esté en buen estado. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO
Las reuniones sociales de esta época pueden generar una presión de consumo innecesaria, tanto por la errónea creencia de que hay que lucir siempre estilos nuevos como por la expectativa de los regalos.
Si bien en las ciudades no se conoce sobre el impacto que la alta demanda de producción de moda y otros artículos genera en el ambiente y en poblaciones precarizadas, es importante reflexionar sobre el camino que ha hecho un objeto hasta llegar a nuestras manos.
Estefanía Cardona, comunicadora de moda, dio una charla en la Universidad San Francisco de Quito sobre el impacto de la industria. Para ella, es importante ver más allá de lo que está en la vitrina en el momento de pensar en adquirir una prenda en específico.
“La industria de la moda fue responsable del 5% de emisión del CO2 producido en el 2015; más que la industria marítima y aviación combinadas”, fue uno de los datos de la organización Fashion Revolution que compartió Cardona.
“Actualmente, un clóset promedio puede llegar a tener cuatro veces más prendas que los de nuestros abuelos. En promedio usamos 1/3 de nuestro armario”, es otro dato del que se habló para reflexionar sobre el consumismo.
Estefanía Mora, organizadora profesional de espacios, da a conocer que en sus asesorías es común encontrarse con clientes que compran por impulso o por vacío emocional. Si bien su trabajo es compartir métodos para que los espacios se mantengan ordenados, esto también se logra al reconocer las presiones sociales de compra y la ansiedad de la vida contemporánea.
“Ahora que se vienen las fiestas, recomiendo hacer una lista de lo que se va a regalar y una lista de reuniones para planificar los ‘looks’, con ello se evita comprar algo nuevo para cada reunión”, dice Mora.
Cardona, por su lado, da a conocer que cada año, a nivel global, se producen unos 100 billones de prendas, para un mundo de 7 billones de personas. “¿Tenemos libertad de decisión de compra? Nuestras decisiones tienen un gran valor. ¿A quién le estamos aportando?”, invita a reflexionar la experta.
Nueva vida Las prendas antiguas pueden tener una nueva vida al ser modificadas o intervenidas, como en el caso de esta chaqueta de Estefanía Cardona, que fue pintada por la artista Carolina Iturralde. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
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