Las cremas son una alternativa para introducir vegetales en la alimentación de los más pequeños. Controle la cantidad de carbohidratos. Foto: Pixabay.
Mientras respete las porciones e incluya todos los macro y micronutrientes, la sopa puede ser el plato fuerte del almuerzo. Caso contrario, funcionaría como un complemento, para obtener los requerimientos diarios de vegetales, por ejemplo.
Las sopas forman parte de la cultura gastronómica del país y, por eso, el chef y nutricionista Rubén Mosquera promueve su consumo en hombres y mujeres de todas las edades.
Dependiendo de los ingredientes que seleccione para prepararlas, estas aportan incluso con colágeno hidrolizado. A ese alimento, ideal para fortalecer ligamentos y mejorar el aspecto de la piel y del cabello, se lo obtiene de los huesos y cartílagos de origen porcino, vacuno, de pollo. La sopa de patas es una muestra.
El caldo de huesos, en cambio, es opción para obtener más minerales. Es consumido por varios jugadores de élite; Kobe Bryant (+) era uno de ellos. Su elaboración requiere de mucha paciencia: entre 12 y 16 horas para extraer todos los nutrientes de los huesos del pollo.
Sin embargo, algunos especialistas excluyen a las sopas de los planes de alimentación porque al prepararlas se abusa de los carbohidratos. Es el caso de la fanesca o de la sopa de fideo.
La última incluye pasta y papa, y la mayoría de las veces funciona como complemento de un segundo plato en el que hay arroz, dice la nutricionista Junia Jouvin.
Lo ideal es que la sopa contenga proteína de alta calidad, grasas saludables, verduras y un solo carbohidrato, pero complejo.
En esa lista están los cereales integrales, aunque también son una alternativa saludable el plátano verde, el camote o la yuca.
Para aprovechar las vitaminas y antioxidantes de los vegetales, es importante respetar el tiempo de cocción; hasta tres minutos los de hoja verde. Se los introduce en la olla cuando la base está lista. Luego se apaga, se tapa y se espera unos minutos antes de servir para que terminen de ablandarse.
Mosquera apunta que un grupo de vitaminas son termosensibles y que se pierden al estar en contacto con el agua hirviendo durante mucho tiempo. “Estamos acostumbrados a comer el brócoli hecho puré, cuando deberíamos ingerirlo al dente”.
En caso de utilizarla como complemento, la nutricionista clínica Carla Navarro recomienda prepararla con solo algo de proteína vegetal y un carbohidrato como fréjoles y fideo. A esa preparación se la conoce como minestrone.
El segundo o plato fuerte, en cambio, podría contener una pechuga de pollo, un filete de carne de res o una tortilla de huevo, y una buena porción de vegetales de varios colores. Las cantidades dependerán de las necesidades de cada persona.
Navarro explica que, entre más variedad, mayor será el aporte de vitaminas, minerales y antioxidantes; esos últimos se encargan de proteger a las células de nuestro cuerpo.
Los expertos coinciden en que resulta dañino para el organismo el consumo de sopas preparadas que vienen en sobre, pues contienen gran cantidad de sodio. Asimismo, sugieren evitar la ingesta de sazonadores concentrados, que, generalmente, vienen en forma de polvo o cubos. También son perjudiciales.
Recurra a las diferentes especias para darle más sabor a su caldo, sopa o crema. En la lista está el orégano, ajo, pimienta, curry.