El día en que Paquito fue captado dentro de un bus en la ciudad de Quito se dirigía hacia su hogar, en el Centro Histórico. Era el 14 de octubre, recuerda David Puruncajas, de 47 años, al explicar que decidió tomar este medio de transporte para evitar la fatiga de la alpaca.
Así es. Una alpaca y no una llama como se difundió acompañado del video en que se aprecia a Paquito mirando por la ventana del bus. “Las llamas son más altas, más flacas, tienen el cuello más largo, son más trompudas, con las orejas más grandes y tienen mal carácter”, aclara David al explicar que Paquito, al contrario, es súper cariñoso y educado.
“A veces la gente pasa nerviosa al lado de mi alpaca y se cubre la cara creyendo que le va escupir”, añade. David y Paquito suelen recorrer el Centro Histórico los viernes, sábados y domingos, también El Panecillo. El hombre, vestido de Diablo Huma (personaje del Inti Raymi) acompaña a la alpaca mientras los turistas y curiosos le piden tomarse fotos.
“Este es mi fuente de trabajo, hacerme las fotos con Paquito“, apunta Puruncajas, pero antes aclara que solo son esos tres días y por jornadas cortas. El resto de la semana pasa en el rancho que tiene en su domicilio, donde también hay caballos. “Por respeto al animalito, tampoco le sacrifico. Los demás días pasa conmigo, le doy balanceado todos los días”.
Antes, David se desempeñaba como agente de seguridad, pero como muchos ecuatorianos con la llegada de la pandemia se quedó sin empleo, incluso la empresa para que laboraba le quedó debiendo seis meses de sueldo.
Paquito es en realidad propiedad del hermano de David, quien en vista de su situación decidió cederle la alpaca, que ya convive con él dos años. La edad del animalito es de 4 años y medio y fue adquirido en una hacienda de Saquisilí, en la provincia de Cotopaxi.
Su primer viaje en bus
El ciudadano relata que ese día estaba en el Centro Histórico junto a su esposa y la alpaca. A pesar que solo se trasladaban unas cuadras más adelante, decidió tomar un bus para evitar que Paquito se canse. Usualmente el hermano de David lo suele transportar en la camioneta.
Antes de subir al bus, relata David, le consultó a un agente de tránsito sobre la legalidad de la acción, pues quería evitar que el conductor fuera sancionado. “Este nos supo manifestar no tienen la potestad para sancionar si se sube algún animalito al bus”.
David reconoce la amabilidad del conductor que no puso ningún reparo para que la alpaca suba a su transporte. Sin embargo, cada uno pagó su pasaje: David, su esposa y Paquito. “Le cancelé dos dólares por él”.
Se trata de la primera aventura de Paquito en un bus. David aclara que apenas iban unas cinco personas en el vehículo. “Así que no vulneré los derechos de nadie si el animalito ocupó el espacio donde usualmente van personas con discapacidad, pues iba vacío”.
A esta hora, 11:00 del domingo 29 de octubre, Paquito descansa en el rancho. Seguramente degustará zanahorias, su comida favorita y talvez unos deliciosos mangos, pues “es goloso”, finaliza David.
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