Otra historia que rompe con mitos sobre la familia y la maternidad

La serie cuenta la historia de Gloria Román, una mujer que se muda junto a su bebé y una niñera a la ciudad de Madrid. Foto: Netflix

Gloria Román (Najwa Nimri) es una madre que está dispuesta a hacer cualquier cosa para mantener unida a su familia. Eso incluye mudarse a otra ciudad, adoptar una nueva identidad y mentir sobre su pasado.

Román es uno de los personajes principales de ‘Sagrada Familia’, una serie dirigida por el mexicano Manolo Caro que, a través del drama y la intriga, explora el mundo de la maternidad y las tensiones familiares que siempre aparecen después de una tragedia.

Como toda familia, la de Román guarda secretos inconfesables. Para evitar que se descubran, ella, su bebé y la chica que la ayuda a cuidarla se mudan a un barrio lujoso de Madrid. Allí intentan pasar desapercibidas mientras se concreta su plan para salir del país y comenzar con una nueva vida.

En medio de esa espera, Román entabla una estrecha relación con varias vecinas y poco a poco va descubriendo que el barrio tiene tantos secretos como los que guarda su familia. Cuando esos misterios salen a la luz no le queda otra opción que seguir protegiendo a las personas que más ama.

El mundo de las apariencias

En ‘Sagrada Familia’, Gloria Román no es la única que finge ser alguien que no es. También lo hacen Caterina (Alba Flores) y Germán (Álex García), una pareja que comienza a remover el pasado de la familia de Román y a alterar la vida de otros vecinos, entre ellos Blanca (Macarena Gómez).

Blanca aparenta ser una esposa y madre ejemplar frente a sus vecinas, pero lo cierto es que puertas adentro su matrimonio es un fiasco y la relación con su hijo, un poco distante.  Asimismo, está Alicia, una amorosa profesora de escuela que vive frustrada porque no ha descubierto si quiere o no ser madre y no sabe cómo contárselo a su esposo, que sí quiere ser padre.

A través de estos personajes, Caro vuelve sobre una idea recurrente en todas sus series: cuál es la diferencia entre lo que somos versus lo que realmente queremos ser.  Para confirmarlo, solo hay que recordar el juego de máscaras en el que viven los integrantes de la familia De la Mora en ‘La casa de las flores’, o los de la familia Falcón en ‘Alguien está por morir’.

En ‘Sagrada Familia’, Caro va un paso más allá. No solo muestra el mundo de las apariencias que se construye alrededor de una familia, sino que cuestiona la existencia de una que pueda funcionar como ejemplo de las demás. En esta serie no hay familias perfectas ni madres perfectas, pero tampoco las que son totalmente tóxicas.

Narrativa audiovisual

Uno de los elementos que vuelven atractiva a esta producción es la fotografía y la ambientación de los espacios, que se remiten a los años 90 del siglo XX. Lo otro es el manejo del color. Al igual que el cineasta español Pedro Almodóvar, en sus historias, Caro recurre a una paleta de colores intensos.

Esa apuesta tiene eco en los vitrales que aparecen en el intro de la serie y en las piezas con las que trabaja Román.  A través de su presencia, se lanza un guiño a la estética de la Sagrada Familia, la basílica católica diseñada por el arquitecto Antoni Gaudí; y al mismo tiempo a la fragilidad que tienen todas las relaciones familiares.

Asimismo, el nombre de la serie hace referencia a esa ‘Sagrada Familia’ que se compone por Jesucristo y sus padres: María y José; familia que según la religión cristiana y católica es el modelo a seguir.  Por medio de estas referencias, queda clara una intención narrativa de romper con los moldes y las etiquetas sociales.

Desde Virginia de la Mora, personaje que fue interpretado por la legendaria Verónica Castro en ‘La casa de las Flores’, hasta la Gloria Román que interpreta Najwa Nimri en ‘Sagrada Familia’, Caro propone salir de ese juego perverso de la buena y la mala madre, para recordarnos que este mundo también está lleno de matices. 


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