5 200 pacientes con VIH del IESS no acceden a medicina; ¿qué opción tienen?

Beatriz (nombre protegido) recibió un frasco del lote que llegó el miércoles al Teodoro Maldonado, en Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Esas dos pastillas en su mano simbolizan una lucha de meses. Representan días enteros entre cartas de reclamo, denuncias ante organismos de defensa de derechos e insistentes visitas al hospital.

Beatriz -prefiere no dar su nombre real- lidera a un grupo de pacientes con VIH/sida, angustiados por el recurrente desfase en la entrega de antirretrovirales. El problema afecta a los afiliados del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), particularmente a quienes acuden al hospital Teodoro Maldonado Carbo.

“Somos 5 200 usuarios -de Guayaquil y provincias costeras-, con distintos esquemas de fármacos. Como solución temporal llegó una parte de la medicación”, cuenta Beatriz.

Esa solución temporal se concretó la semana pasada, luego de tres meses de espera. Fue un lote de tenofovir más emtricitabina, un cargamento de medicina genérica que en pocos días se agotó. Beatriz cuenta que entre los pacientes acordaron recibir solo una caja (de 30 pastillas) para que todos tuvieran acceso.

El contrato que hizo posible la entrega debió ser corregido tras una alerta de sobreprecio, un mal que afecta a este hospital del IESS. Francisco Andino, gerente del Teodoro Maldonado desde julio, explica que la oferta inicialmente aceptada era por USD 641 000. Tras una revisión se optó por la segunda oferta, en USD 191 000.

“El proceso estaba casi terminado, con un sobreprecio del 300% (…). Lo que viene a futuro, en el caso de los antirretrovirales, es la compra corporativa a través del fondo estratégico de la OPS (Organización Panamericana de la Salud). Lo resolveremos hasta febrero o marzo del 2022”, dice.

El fondo regional es un mecanismo de cooperación técnica para compras conjuntas de medicamentos esenciales. Según la OPS, 34 países se han acogido a este sistema.

Entre 2018 y 2021 el fondo fijó como meta la cobertura de 1,8 millones de pacientes con VIH de la región. El Ministerio de Salud Pública (MSP) es parte de esta iniciativa, lo que ha impedido el desabastecimiento.

Tito Esparza es el coordinador en Guayaquil de la Corporación Kimirina, que da soporte a personas con VIH. Por su trabajo directo con los usuarios sabe que incluso en el pico de contagios de covid-19 la entrega de antirretrovirales no se detuvo en el MSP.

“El problema se concentra en el IESS: si no les falta un esquema, les falta otro, hacen compras parche… Dinero tienen, así que deberían optar por una compra pública, planificada y a costo más conveniente”.

El año pasado Ecuador notificó 3 823 casos nuevos de VIH. Es una cifra menor si se compara con la del 2019 y la causa es la pandemia. Un informe de la Estrategia Nacional de VIH/sida reconoce que hubo “un menor esfuerzo de tamizaje de diagnóstico, dificultades en adquirir pruebas rápidas y menos programas de prevención” debido a la emergencia.

Esto, sumado a los desfases en el tratamiento, pone en riesgo los objetivos globales en la lucha contra el virus, como reflexiona Esparza. “Si se deja el tratamiento, la carga viral puede aumentar. La persona deja de ser indetectable e intrasmisible, convirtiéndose en un posible brote de contagios”.

Ante la desesperante espera, los pacientes improvisan estrategias para cubrir el vacío en sus terapias. Hacen canjes con quienes tienen medicina disponible porque cambiaron de esquema y acuden al mercado negro, con el riesgo de recibir productos caducados.

“Fármacos como el raltegravir llegan a costar USD 1 000; esto fuera de otras medicinas que necesitamos. Son valores inalcanzables, mes tras mes”, dice Abel (nombre protegido).

El déficit de antirretrovirales en unidades del IESS se arrastra desde el 2019. La coordinadora zonal 8 de la Defensoría del Pueblo, Mirelli Icaza, explica que existe una sentencia de la Corte Constitucional que ordena la entrega regular de la medicina, pero el IESS no la cumple. “Los casos más críticos son el Andrade Marín y el Teodoro Maldonado”, afirma.

Beatriz fue diagnosticada hace 16 años y en febrero de 2020 presentó una demanda tras casi siete meses de desfase. La sentencia fue favorable, pero desde entonces el IESS ha apelado en tres ocasiones.

En una de las sentencias, el IESS expone que en el abril del año pasado suscribió un adendum al convenio de cooperación para ser parte del Fondo Estratégico de OPS. Por ahora, en el Teodoro Maldonado esperan que llegue un segundo lote de fármacos para cubrir la entrega hasta inicios del 2022.

“Solo hemos recibido una pequeña parte -dice Beatriz-. La situación no está del todo resuelta”. Los pacientes han conformado una veeduría para dar seguimiento a las próximas entregas y a los exámenes médicos que evaluarán los posibles efectos del desfase.

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