La llegada de la tercera edad crea nuevas necesidades en el ser humano y, naturalmente, cambia al individuo en más de un aspecto. La interacción con espacios arquitectónicos no es ajena a ello y puede verse contrapuesta a sus requerimientos. Ante tal panorama surge como opción la Gerontoarquitectura.
La corriente plantea la adecuación y creación de espacios urbanos, caseros y de movilidad en función del adulto mayor. De tal forma puede haber una mayor inclusión en torno al aprovechamiento de estos entornos y brindarle beneficios y facilidades al usuario tanto en espacios públicos como privados.
Esta tendencia se da a partir de la reivindicación de derechos de las personas mayores y se encuentra orientada hacia tres objetivos específicos. Entre ellos está que exista la autonomía en la que los sujetos deben desenvolverse, más allá de su capacidad; que sea amigable, independientemente de la edad de su usuario; y que no existan barreras en las edificaciones.
La propuesta, además, debe ser pensada en los acompañantes del adulto mayor y que estos puedan desenvolverse o ayudarlos en caso de que necesiten. Para Hernán Orbea, Máster en Arquitectura y docente universitario, este tipo de obras son tangibles por medio de cuatro aspectos que deben integrarse y ser sinérgicos.
El primer componente es el hábitat, que se refiere al espacio público y exteriores donde se desenvolverá el miembro de la tercera edad. Este debe estar adecuado y resguardado de posibles desastres, así como cercano a servicios que el individuo pudiera requerir. El segundo es el transporte, que debe garantizar una movilidad eficiente para las personas. El tercero es la inclusión, como concepto de ruptura de la focalización en el adulto joven y reconocimiento de la presencia de los mayores en la sociedad. Por último, se encuentra la información, arista que permitirá tener en cuenta los flujos de los adultos mayores y como estos se desenvuelven.
Inconvenientes y falta de implementación
Pese a que a que la iniciativa está presente, el enfoque no siempre es tomado en cuenta debido a que puede ser considerado un impedimento en el diseño cuando, en realidad, debería ser percibido como un valor agregado o a los costos que puede representar.
Orbea sostiene que, en ese sentido, solo se busca cumplir con los parámetros mínimos exigidos por las normativas al ser visto como una imposición. Así, la construcción puede ser puede ser apta para la mayoría de individuos, mas no para todos.
Al incurrir en tales acciones se pierde la capacidad de contar con un ambiente y ciudad inclusiva. La falta de motivación también puede estar impulsada por una carencia de ponderación hacia la sostenibilidad social en lo arquitectónico, lo cual se refleja en las escasas distinciones para aquel ámbito.
¿Qué beneficios brinda al adulto mayor?
Para entender las ventajas que puede proveer la arquitectura en función del adulto mayor es necesario pensar a futuro. Tal premisa reside en que, si las modificaciones se producen con mayor inmediatez, a largo plazo le serán útiles a las próximas generaciones que alcancen tales edades, por lo cual no existe un beneficio exclusivo para quienes ahora están en la tercera edad sino para la sociedad como tal. A futuro, de acuerdo a las Naciones Unidas, se prevé un auge demográfico de este grupo.
En un plano más cercano, los sujetos pueden tener beneficios sanitarios desde el aspecto de la prevención y envejecimiento activo. Al momento de dotar una mayor accesibilidad al entorno es posible reducir riesgos de accidentes, caídas o síndromes confucionales y agilizar su cotidianidad, señala Patricio Buendía, miembro de la Sociedad Ecuatoriana de Geriatría y Gerontología.
Al sufrir una lesión en una edad avanzada, es posible que derive en un problema crónico. En caso de que aquello se dé, próximos escenarios podrían ser fatales.
El especialista médico coincide con el arquitecto en que pueden presentarse deficiencias dentro de los espacios comunes -abiertos y cerrados- en la relación a las cuatro aristas en las que se enfoca la Gerontoarquitectura. Dentro de las ayudas que es posible proveer a los beneficiarios, además, está la garantía del cumplimiento de sus derechos y evitar el pesimismo y la resistencia hacia una etapa natural de la vida.
Romper el paradigma.
Los planteamientos fuera de la ‘normalidad’ son juzgados como marginales, así como las minorías a las que pueden dirigirse. Las diferencias deben ser admitidas como atributos y no como obstáculos.
La educación es la llave.
Por medio de la academia es necesario plantear y ahondar en las tendencias. Asimismo la educación en las aulas universitarias puede sentar las bases para que se tenga en cuenta estas iniciativas.
Valoración del adulto mayor.
La concienciación con respecto al rol del adulto mayor dentro de la comunidad es necesaria para que este tipo de acciones puedan ser valoradas.
Década del Envejecimiento Saludable.
Uno de los planteamientos dentro de la Década del Envejecimiento Saludable de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la creación y aumento de lugares inclusivos para el adulto mayor.
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