Los controles periódicos desde el nacimiento ayudan en la prevención y detección de distintas enfermedades. En el caso de las niñas, hay patologías y síndromes que son propios del género.
Andrea Lozada, médico familiar y pediatra, detalla que entre las enfermedades se encuentran, por ejemplo, fibromas uterinos (tumores no cancerosos del útero), trastornos del suelo pélvico, quistes de ovario, además de distintos tipos de cáncer como el de mama o el cérvico-uterino.
Otra enfermedad, que en su mayoría afecta a niñas es la luxación de cadera, que es cuatro veces más frecuente que en niños. Las razones exactas no se conocen, sin embargo, dice Lozada, puede estar relacionado con alguna de las hormonas que secreta la mujer.
La luxación de cadera es una alteración en el desarrollo de la cadera y afecta, en mayor o menor grado, la forma de cabeza del fémur, del acetábulo (donde encaja en la pelvis) o de ambos, y puede provocar problemas de desarrollo y estabilidad de la articulación.
La especialista indica que si no se trata oportunamente, este trastorno puede producir cojera y artrosis precoz.
Esta enfermedad puede ser detectada de forma precoz cuando el médico realiza una exploración física del recién nacido con maniobras conocidas como Ortolani y Barlow. Ahí evalúa si la cadera está luxada o es luxable.
Por ello insiste en la necesidad de los controles postparto. Lo recomendable es que hasta el año de edad se realice un chequeo mensual. Después del año cada dos meses y desde los 3 hasta los 5 años cada seis. De ahí en adelante aconseja que las visitas sean al menos una vez al año.
Síndromes
Entre los síndromes que están relacionados directamente con el cromosoma X están el de Turner y Rett.
El primero se produce cuando falta un cromosoma X, de forma total o parcial, y puede causar problemas médicos y de desarrollo como baja estatura, falta de desarrollo de los ovarios, hipertensión arterial, problemas renales, infertilidad.
En el nacimiento o durante la niñez, el síndrome presenta signos como cuello ancho o palmeado, brazos que giran hacia afuera de los codos, retraso en el crecimiento, defectos cardíacos, baja ubicación de las orejas, entre otros.
El síndrome de Rett, en cambio, es un trastorno genético neurológico que afecta la forma en que el cerebro se desarrolla.
Este trastorno provoca la pérdida progresiva de las capacidades motoras y del habla. También escoliosis, retraso del crecimiento y alteraciones en la respiración.
Lozada menciona que si bien es difícil distinguir los signos y síntomas de estos síndromes, que incluso podrían confundirse con otras enfermedades, es importante tener el acercamiento con el médico de cabecera de la niña.
Si en los controles y seguimientos que realiza se detecta algo anormal, lo indicado es que lo dirija a un especialista en genética o en trastornos hormonales (endocrinólogo) para hacer otras evaluaciones.
Lozada recuerda que mientras más rápido se detecte cualquier enfermedad, existen más opciones de tratamiento e incluso de cura.
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