Durante las últimas tres semanas de clases del ciclo escolar que terminó en julio en la Sierra y Amazonía, Lía, de 8 años, y su hermana María Emilia, de 11, asistieron a clases presenciales en su plantel particular de Quito.
Para entonces no vieron peligro, cuenta la madre de las niñas, Gina Bonilla, y por eso eligieron la modalidad virtual. El 12 de julio la decisión dio un giro cuando se confirmó la presencia de la variante Delta en Ecuador.
“Sabemos que esta mutación es más contagiosa, así que preferimos no arriesgarnos, mis hijas comparten con sus abuelos”, dice Gina.
Instituciones educativas de Quito ya registran a los primeros interesados en asistir presencialmente al periodo que arrancará en septiembre. El EMDI School, por ejemplo, cuenta con 270 alumnos y se estima que el 50% optará por asistir al plantel, señala su rector, Hugo Íñiguez.
Los docentes se encuentran vacunados y los estudiantes mayores de 16 años están en proceso. Eso, dijo Íñiguez, ha dado seguridad a los padres para optar por el retorno.
En el país se registran 14 millones de personas inoculadas, de las cuales 4,1 millones han completado el esquema con dos dosis.
Ese número de vacunados animó a madres como Ligia Crespo a enviar a su hijo Mateo, de 10 años, a su escuela particular. “Hace tres meses ni loca lo habría hecho, pero las cifras muestran que se avanza rápido”.
En la decisión de los padres también deben influir algunos indicadores básicos, señala la epidemióloga Andrea Gómez. Por ejemplo, menciona el índice de reproducción efectiva del virus. “Cuando es igual a uno, significa que no hay un incremento de casos. Si está sobre uno es porque los casos están aumentando y por debajo de uno significa que la pandemia se está controlando”.
La especialista dice que sería importante que estos datos y los de ocupación hospitalaria pediátrica se entreguen a nivel provincial y cantonal, para que las personas puedan tomar decisiones respecto de su movilidad.
Las familias, recuerda Gómez, son corresponsables en la asistencia presencial. “Si hay una persona con síntomas o sospecha de covid-19, no se debe enviar a los chicos a la escuela. Tampoco si hay miembros con enfermedades agravantes que no han sido vacunados con dos dosis”.
Esto lo consideraron padres como Édgar Chicaiza, quien decidió que su hijo Sebastián empezara séptimo año de modo presencial, ya que él y su esposa ya fueron inmunizados. A más de esa garantía, dice, reducirán al mínimo las reuniones familiares para no poner en riesgo a los compañeros de Sebastián.
“La vacuna es un refuerzo a la seguridad, no hay que descuidar los protocolos de bioseguridad”, sostiene el padre de un plantel particular.
Hasta el 12 de agosto se registraron 2 609 planteles con el Plan Institucional de Continuidad Educativa (PICE) aprobados. De ellos, solo 897 hacen uso de sus instalaciones. La mayoría es de la Costa, ya que en el régimen Sierra se encuentran en período de vacaciones.
En el ISM Academy, la proyección es arrancar en septiembre con 1 200 estudiantes de modo presencial, aunque esa cifra puede variar tras las matrículas. Ahí, los padres darán su última palabra, señala Erika Andrade, jefa de Seguridad y Salud Ocupacional. Antes de la pandemia, al campus asistían 1 600 alumnos.
Las decisiones han variado, dice Andrade. “Se ha notado un incremento, sobre todo de los padres que inicialmente no querían que sus hijos vengan”. En febrero, por ejemplo, se apuntaron 400 alumnos en la modalidad presencial.
El aumento, dice, se empezó a manifestar cuando los padres conocieron que se vacunó a los docentes y administrativos. A la vez, Andrade señala que algunos padres que pensaban enviar a sus hijos se retractaron. “Cuando apareció la variante Delta en el país les dio miedo”.
Los cambios de decisión tienen un impacto emocional en niños y jóvenes, señala la psicóloga Montserrat Gortaire. Por ello recomienda que los padres busquen momentos idóneos para comunicar estos cambios a los chicos.
“La coherencia entre el pensamiento, las palabras y las actitudes de los padres disminuye el impacto psicológico en los niños y jóvenes”.