En Ecuador se habla sobre restricciones para no vacunados

Luis Clemente recibió una dosis de la fórmula china Sinovac, en un vacunatorio de Loja. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO

El debate que toma fuerza en Europa y EE.UU. tiene eco en Ecuador. Aquí ya se habla sobre el carné de vacunación anticovid como un pasaporte. Francia y Grecia, por ejemplo, limitaron la entrada a sitios como restaurantes para las personas que no se inmunizan.

En Estados Unidos se está considerando hacer obligatoria la vacuna para ciudadanos que trabajan para el gobierno federal y el Reino Unido también lo contempla en el caso de los trabajadores de geriátricos.

Esta podría ser una referencia para Ecuador, ya que se deben analizar situaciones particulares, opina Fernando Sacoto, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Salud Pública. Para profesiones que por su naturaleza requieren seguridad, no debería -dice- ser una opción vacunarse.

“En salud publica hay que entender que el beneficio general de la población está sobre los intereses individuales”.
Con el Decreto 140 se otorgó libertad de tránsito a quienes hayan completado su esquema de vacunación en dos localidades de Ecuador, en donde rige estado de excepción.

Sacoto señala que se requieren medidas integrales y articuladas. Por ejemplo, deben ir de la mano con información, para zonas rurales y en distintos idiomas, sobre los beneficios de la vacunación y sus alcances (no evita el contagio sino la enfermedad grave). A eso le añade el aumento de las pruebas diagnósticas y el rastreo epidemiológico.

Amelia Oña Remache recibió una dosis en el colegio Bicentenario, en Quito. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO

Hasta el viernes, en Ecuador se aplicaron 11,2 millones de fórmulas. 9 millones son primeras dosis y 2,2, segundas. El sector empresarial y el educativo se han sumado para vacunar a más personas.

Vinicio Aldaz, vocero del gremio de instituciones educativas particulares Corpeducar, dijo que las vacunas aumentarán el porcentaje de aceptación para un retorno a clases semipresenciales.

En sus planteles con autorización para clases presenciales, indicó, se han asegurado de que los docentes que acuden a las aulas estén inmunizados. “No podemos permitir lo contrario”.

Si se dispusiera la obligatoriedad de la vacuna para las clases presenciales, el EMDI School contemplaría la virtualidad para los no vacunados, dijo su rector, Hugo Íñiguez. “Creemos en la libertad de decisión, pero sí es importante que en una pandemia las personas se inclinen por la vacuna, por la vida”.

Para la epidemióloga Andrea Gómez, más que la obligatoriedad, lo que hace falta es una campaña de motivación. “Hay que conocer el porcentaje de personas que no se quieren vacunar y cuáles son las causas para poder enfrentarlas”.

Madres de familia como María Eugenia Céspedes y María José Cruz creen que es necesario el pasaporte de vacunación para que sus hijos Mateo, de 13 años, y Sophia, de 6, vuelvan a clases presenciales. El requisito, subraya la segunda madre, se debería pedir para las matrículas escolares que se acercan en Sierra-Amazonía y para cualquier trámite.

El infectólogo José Sánchez explica que el SARS- CoV-2 no se moviliza solo. “Utiliza nuestro cuerpo para replicarse”. Por ello, remarca el especialista, cada persona o grupo vacunado provee, de manera indirecta, protección a otros.

Sin embargo, recuerda que la libertad de tránsito para inoculados no implica el incumplimiento de las medidas de bioseguridad, ya que una persona vacunada puede contagiarse de covid-19 e infectar a otro no inmunizado, que podría enfermar gravemente y morir.

Los parámetros de sanción frente a la no inmunización, opina, deben ser globales y no individuales. Por ejemplo, “en Europa las sanciones van para sitios con trabajadores sin su esquema completo”.

Un grupo de empresas promueve la iniciativa Pasaporte de la Vacunación en Ecuador. Hoy presentarán objetivos y los detalles sobre beneficios.

En la capital azuaya, con apoyo del sector empresarial y productivo 58 000 personas fueron vacunadas contra el covid-19. La campaña contempló la inmunización a los trabajadores, sus familiares y personas relacionadas.

Para Diego Malo, presidente de la Cámara de Industrias, Producción y Empleo de Azuay, fue una experiencia positiva porque apoyaron a que se libere la vacunación en los 20 puntos del Ministerio.

Para Malo, el certificado de vacunación debe ser la puerta para “el retiro de las restricciones, no hemos superado la emergencia sanitaria. Con vacunación completa tendrían libre movilidad en el país”.

Ayer, en Quito y en Guayaquil continuó el proceso de inoculación. En el colegio Benalcázar, por ejemplo, se atendió al personal del Registro Civil y a otros ciudadanos.

En el Puerto Principal, autoridades del Ministerio de Salud y del Municipio reportaron una masiva concurrencia de ciudadanos en los 41 puntos de inoculación que existen.

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