Los hospitales grandes derivan más pacientes a los centros y subcentros

El 29 de abril, en el Hospital Eugenio Espejo, se hizo la primera cirugía para controlar los síntomas del párkinson. Foto: Diego pallero / EL COMERCIO

El 29 de abril, en el Hospital Eugenio Espejo, se hizo la primera cirugía para controlar los síntomas del párkinson. Foto: Diego pallero / EL COMERCIO

El 29 de abril, en el Hospital Eugenio Espejo, se hizo la primera cirugía para controlar los síntomas del párkinson. Foto: Diego pallero / EL COMERCIO

En la Maternidad Isidro Ayora, de Quito, ya no se atienden partos naturales. Y en el Hospital Eugenio Espejo, los especialistas ya no realizan procedimientos simples, como extirpación de vesícula. Estas casas de salud son de tercer nivel y, por tanto, solo atienden casos complejos, como un parto de alto riesgo o un trasplante.

El cambio responde al sistema de referencia y contrarreferencia del Ministerio de Salud que se aplica desde finales del 2011 y que direcciona a los pacientes, según su gravedad, a tres niveles de Salud. El tercero es el más alto (especializado).

Ha permitido, según las autoridades de salud, descongestionar los hospitales de tercer nivel, que colapsaban porque las personas acudían para tratarse por cualquier mal.

Los resultados no fueron alentadores hasta diciembre del 2012. Hubo un incremento de pacientes en el tercer nivel de 22,66%; un año después se redujo el 4,94% y en el 2014 ya alcanzó una caída del 17,68% de atenciones médicas, al pasar de 2,3 millones, en el 2013, a 1,9 millones en el año pasado. En contraste, al sumar las atenciones del primer y segundo niveles se registró un incremento del 0,7%, en 2014.

Lenin Mantilla, gerente del Hospital Eugenio Espejo, recuerda que antes se atendía en el sector público sin importar la gravedad del paciente y esto generaba problemas. “La gente se cortaba el dedo y ya estaba en Emergencias del hospital”. Ahora debe ir al primer nivel y ahí se determina en dónde debe recibir atención. “Con el modelo anterior, los pacientes esperaban en el piso, en cartones... No se podía atender, era un caos”, señala Mantilla.

Según el plan gubernamental, el 85% de los casos que se atienden en el país puede tratarse en los dos primeros niveles de atención. En el Ecuador hay 44 casas de salud de tercer nivel, tanto públicas como privadas. Los centros y subcentros del primer y segundo nivel, en cambio, suman 3 286.

Para José Eras, vicepresidente del Colegio de Médicos de Pichincha, el principio del modelo de atención es plausible. Pero hacen falta ajustes, en especial con la contrarreferencia, que permite trasladar a un paciente de un nivel superior a uno inferior. “Los pacientes ya no pueden ir a cualquier casa de salud con mi hoja de referencia. Deben entrar por el sistema y esperar a que le den un código. Tengo pacientes de uno o dos años que no reciben la llamada para la consulta”.

Además, hay problemas para ingresar al sistema por primera vez, porque es difícil agendar un turno. Aída Coyochi, de 56 años, intentó durante dos meses lograr una cita llamando a la línea 171. Tiene un fuerte dolor de cabeza que no le permite trabajar lavando ropa.

Fue al centro de salud Matilde Álvarez, en el sur de Quito, y ahí convenció a un funcionario para que la ayude. Fue atendida el viernes pasado 5 de junio y le pidieron que se haga exámenes en el Centro de Salud tipo C, en Guamaní -de segundo nivel- .

Ahí solicitó otro turno para hacerse los exámenes, el 18 de junio próximo. De ahí tendrá que esperar los resultados para volver con el médico.

A María Paulina Vargas, de 23 años, en cambio, le dijeron el viernes pasado que su historia clínica se perdió, en el centro de salud Matilde Álvarez. Ocurrió luego de que reclamara por qué su médico, supuestamente, no le advirtió que estaba embarazada, pese a haberse hecho controles previos en el centro.

La trataron por la presencia de quistes. Se enteró del embarazo tras hacerse una ecografía en una institución privada, a los siete meses de gestación. Está preocupada porque para dar a luz en un centro de nivel superior, los galenos no tendrán sus antecedentes médicos.

El jueves pasado, durante la entrega de una acreditación internacional al Hospital Eugenio Espejo, la ministra de Salud, Carina Vance, reconoció que el sistema de referencia y contrarreferencia resultó “incómodo” para los pacientes.

En la web del Ministerio de Salud se transparenta el número de atenciones médicas por años en cada nivel, pero no se especifica la demanda insatisfecha.

El próximo mes (julio) se tiene previsto inaugurar un hospital en Calderón y una maternidad en el sur. La ministra, además, recordó que en abril se inauguró el Centro de Guamaní, en el sur de Quito, para beneficiar de forma directa a 61 517 personas.

El modelo de atención es parte de una política del Gobierno que se espera consolidar con un nuevo Código Orgánico de Salud, que aún no se ha enviado oficialmente a la Asamblea.
Este proyecto incluirá un fondo nacional para que los pacientes acudan a cualquier casa de salud pública o privada. Luego esa entidad hospitalaria cruzará cuentas para devolver el dinero por el servicio.

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