El número de muertes relacionadas con la hepatitis viral aumentó en más del 60% en dos décadas. Foto Referencial: Pixabay
Las cifras hablan por sí solas. Un reciente informe de la revista The Lancet destacó que las infecciones por hepatitis y sus complicaciones causaron 1,45 millones de muertes en 2013 en todo el mundo, a pesar de la existencia de vacunas y tratamientos.
Asimismo, datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) mostraron que las muertes relacionadas con el VIH ascendieron a 1,2 millones en 2014, mientras que la tuberculosis causó la muerte de 1,5 millones de personas en el mismo período.
La llamada hepatitis viral nuclea a cinco formas diferentes del virus (A, B, C, D y E). Algunos pueden propagarse a través del contacto con fluidos corporales infectados y otros -como el A y E- a través de alimentos o agua contaminados.
La mayoría de las muertes en el mundo se deben a los tipos B y C, que pueden causar daño hepático grave y predisponer a las personas al cáncer de hígado.
Así y todo, debido a que las personas no siempre manifiestan síntomas de la infección en los estadios iniciales, pueden no ser conscientes de los daños a largo plazo hasta que sea demasiado tarde.
Los científicos del Imperial College de Londres y la Universidad de Washington examinaron datos de 183 países, recogidos entre 1990 y 2013, y encontraron que el número de muertes relacionadas con la hepatitis viral aumentó en más del 60% en dos décadas. Mientras tanto, los fallecimientos por enfermedades como la tuberculosis y la malaria cayeron en el mismo período.
El doctor Graham Cooke, del Imperial College de Londres se sorprendió por los hallazgos e hizo hincapié en el hecho de que “a pesar de que existen tratamientos y vacunas para tratar la hepatitis viral de manera eficaz, hay muy poco dinero invertido en esta enfermedad por parte de los países, especialmente en comparación con la malaria, el HIV y la tuberculosis”.
“Tenemos herramientas a nuestra disposición para tratar esta enfermedad, vacunas para la prevención de la hepatitis A y B y nuevos tratamientos para la C. Sin embargo, el precio de los nuevos medicamentos está más allá del alcance de cualquier país, sea rico o pobre”, enfatizó.
A pesar de esto, el estudio demostró que -a diferencia de muchas otras enfermedades- las muertes por hepatitis virales fueron mayores en los países de ingresos medios y altos que en los países de bajos ingresos.
De ahí que la estrategia presentada por la OMS en mayo de 2016 incluye objetivos para reducir los nuevos casos de hepatitis B y C en un 30% para el año 2020, junto con una reducción del 10% en la mortalidad.
Según el organismo, los países y las organizaciones tendrán que ampliar los programas de vacunación, centrarse en la prevención de la transmisión madre-hijo de la hepatitis B y aumentar el acceso al tratamiento para la hepatitis B y C, para ayudar a garantizar que se cumplan estos objetivos.