Zapatillas sucias. Zapatillas desgastadas. Zapatillas rotas. Esas son algunas de las claves de las últimas zapatillas de Balenciaga que han incendiado las redes sociales. Así lo dan a conocer los medios internacionales este martes 10 de mayo de 2022.
Solo hay que ver el número de comentarios apasionados que pueblan las publicaciones que recogen la nueva campaña capitaneada por Demna. Porque llamativa, es: las zapatillas aparecen, efectivamente, sucias, desgastadas y hasta rotas. El efecto directo estaba tan claro como los comentarios tipo ‘gastarte tanto dinero en unos zapatos que están así’. Un par de zapatillas de este tipo cuestan USD 1 480,30.
Durante este mes, solo Estados Unidos, Europa, Medio Oriente, México y Japón tendrá la posibilidad de comprarlas.
Las Balenciaga Paris Sneakers son “un clásico renovado que reinterpreta el atletismo y el casual atemporal de mediados de siglo, en negro, blanco o rojo con suela y puntera de goma blanca”, cuentan en el comunicado del lanzamiento. Sin embargo, sí mantiene parte de ese acabado “envejecido” y “bordes ásperos que le da un aspecto desgastado”.
Así, la zapatilla de lona se versiona en bota alta, zapatilla baja y hasta en mule, dejando el talón al aire; diferentes opciones que, en realidad, no resultan una novedad absoluta, ya que no es la primera vez, ni será la última, que asomarán zapatillas desgastadas en los escaparates. Sin embargo, las fotos de presentación de las zapatillas de Balenciaga son otra historia.
Explicación desde la firma
“La campaña muestra los zapatos extremadamente usados, marcados y sucios”, explican desde la firma sobre las imágenes capturadas por Leopold Duchemin.
Y es entonces cuando desvelan la intención final: “Estos bodegones sugieren que las zapatillas París están hechas para llevar toda una vida”. Voilá: apelación al consumo responsable y a las inversiones a largo plazo.
El paso del tiempo haciendo estragos en el objeto; experiencias de todo tipo.
La cristalización del uso elevada a la enésima potencia. A la del negocio, también, ya que en la web de Balenciaga estará disponible una “edición limitada de 100 pares de zapatillas destrozadas” tanto en blanco como en negro. Ya no hace falta vivir todos esos conciertos, salidas y viajes para que las citas se reflejan en las zapatillas.
Críticas a las zapatillas de Balenciaga
¿Hay ahí una crítica velada a cómo la inmediatez nos está consumiendo hasta el punto de querer saltarnos todas esas cosas y que la vida de la ropa ya venga puesta? Quizás. Todo depende de lo intenso que quieras que sea tu pensamiento.
La discusión sobre lo adecuado o inadecuado de estas zapatillas no se ha hecho esperar, al igual que un argumento al que la firma de Demna se ha tenido que enfrentar en varias ocasiones: la glamourización de la pobreza.
Sucedió con los bolsos que parecían bolsas de basura o bolsas en las que refugiados llevan sus pertenencias, así como con piezas que recogen manchas y rotos entre la tela.
El razonamiento de quienes acusan a la firma de este proceso pasa por cómo, una vez más en la Historia, las clases altas y pudientes parecen tener la prerrogativa de poder tomar cualquier elemento y utilizarlo a su antojo con impunidad, sin tener en cuenta que ese puede ser el día a día de gente más desfavorecida.
En este hecho interviene una actuación social que impera casi desde que el hombre es hombre: un mismo comportamiento, gesto o estética realizado por un grupo que no está dentro de la norma puede generar exclusión.
Mientras que ese mismo comportamiento, gesto o estética perpetrado por las clases pudientes o que sí están dentro de lo normativo (o incluso en alza en ese momento), es motivo de aplauso. Seguro que te vienen a la cabeza unos cuantos ejemplos musicales, pero esta es una queja que también se ha repetido en otros ámbitos y que afecta, entre otros, al Pueblo Gitano con asiduidad (lo que en ellos está mal, en otros está bien).
Estrategia de marketing
Estas son solo algunas de las interpretaciones que pueden hacerse (y que de hecho, ya se están haciendo) sobre el último fenómeno viral de la moda. Estrategia de marketing, reflexión sobre el consumo, exotización de la exclusión… Los componentes son muchos. El resultado, uno muy claro.
https://www.facebook.com/elcomerciocom/photos/5791040184253029