J. Bateman y R. McAdams (der.) son los protagonistas de la comedia de suspenso. Foto: outnow.ch
Desde una simple partida de cartas hasta los encuentros deportivos más exigentes, la mayor motivación de una competencia siempre será la posibilidad de la victoria. John Francis Daley y Jonathan Goldstein apelan a ese instinto para llevar a la pantalla grande ‘Noche de juegos’, una comedia filmada como un thriller.
Después de su debut en ‘Vacaciones’ (2015), Goldstein y Daley vuelven a hacer equipo como directores, dispuestos a ganarse el favor del público, con un concepto fresco.
La idea parte de un ingenioso guion firmado por Mark Pérez y que gira alrededor de un juego de misterio que, al ser trasladado a la vida real, pondrá a un grupo de jugadores en una carrera contra el tiempo, a riesgo de perder a uno de ellos.
En el centro de la historia están Max (Jason Bateman) y su esposa Annie (Rachel McAdams), una pareja que disfruta más de una buena partida de Monopolio o de Risk que de una noche de juerga, y que han hecho de su naturaleza competitiva la base de una sólida relación.
Esta es la segunda vez que trabajan juntos después de ‘State of Play’ (2009). Pese al tiempo, frente a la cámara, los actores demuestran la calidez y empatía de una pareja que lleva bastante tiempo junta.
Sobre ellos ronda la sombra de Brooks (Kyle Chandler), el hermano mayor de Max y su principal rival en sus actividades diarias.
Más alto y carismático, con suerte en los negocios y una casa y un auto envidiables, Brooks parece tener lo que su hermano siempre anhelaba y de pronto aparece para arrebatarle uno de sus pocos placeres: la noche de juegos.
Brooks organiza una partida de ‘Asesino misterioso’ en su lujosa casa y para alardear lo transforma en un juego de roles con delincuentes y policías aparentemente falsos.
Al juego están invitados su hermano con su esposa y otras dos parejas de amigos, entre los que se encuentran Kevin (Lamorne Morris) y Michelle (Kylie Bunbury) y Ryan (Billy Magnussen) y su amiga de turno Sarah (Sharon Horgan).
En la noche de la partida, secuestran a Brooks y, cuando los jugadores invitados se disponen a resolver el caso, descubren que no todo lo que sucede es parte del juego.
Lo que había despegado como una comedia ligera, entre bromas de consultorio médico y pareja, cambia de tono para revelarse como un relato de suspenso.
La algarabía del primer momento se transforma en tensión, que va creciendo a medida que los jugadores se adentran en algunos de los rincones más oscuros y peligrosos de la ciudad en busca de pistas certeras.
En el trayecto también se irán desarrollando un drama familiar, un romance no resuelto y un caso de infidelidad, entre cada una de las parejas participantes.
Es un conjunto visual y narrativo con referencias cómicas a filmes como ‘Pulp Fiction’, ‘Fight Club’ o ‘Búsqueda implacable’ y que encuentra el balance justo entre el golpe de efecto que apunta al pánico y diálogos tan absurdos como hilarantes o la cámara que provoca ansiedad y gratos episodios de comedia física, en una cinta divertida, que cautiva al espectador.