El largometraje ‘Ya veremos’ es una comedia familiar

El largometraje del mexicano Pitipol Ybarra se estrena este 31 de agosto del 2018 en los cines del país.

El largometraje del mexicano Pitipol Ybarra se estrena este 31 de agosto del 2018 en los cines del país.

El largometraje del mexicano Pitipol Ybarra se estrena este 31 de agosto del 2018 en los cines del país.

Tras el final de la teleserie ‘El señor de los cielos’ (2017), los actores Mauricio Ochmann y Fernanda Castillo se reencuentran en el set de ‘Ya veremos’. El quinto largometraje del mexicano Pitipol Ybarra llega a la cartelera como una obra que parece resumir sus experiencias previas en el drama, la comedia y el romance.

El libreto de Alberto Bremer se desarrolla sobre la idea del reencuentro de una pareja de padres separados que tendrán que aprender a llevar la situación con madurez por el bienestar de su hijo.

Ochmann interpreta a Rodrigo, un ginecólogo que en su afán por crecer profesionalmente, ha dejado que su exceso de atención al trabajo lo aleje de su familia, al punto de separarse de su esposa Alejandra (Castillo). Ella es una diseñadora gráfica que ha iniciado una nueva relación con Enrique, un acaudalado heredero interpretado por Erik Hayser.

Rodrigo y Alejandra se dividen el tiempo para estar con su hijo Santi, encarnado por Emiliano Aramayo, quien además de lidiar con la separación de sus padres, un día recibe la noticia de que podría perder la vista si no se somete a una compleja cirugía.

La premisa tiene el potencial como para ahondar en temas como los modelos familiares contemporáneos, la relación entre padres e hijos, el amor, el abandono, la esperanza, la reacción ante la enfermedad y la muerte. Pero la cinta se queda en la superficie rasgando apenas sobre ciertos dilemas morales y algunos conflictos emocionales.

En ese contexto, el filme más bien se entrega a un entretenimiento más ligero, siguiendo la fórmula estética y narrativa del ‘dramedia’ familiar.

Al estilo de ‘Bajo la misma estrella’ o ‘Antes de partir’, Santi escribe una lista de cosas que quisiera ver antes de entrar al quirófano. La única condición es cumplir su deseo en compañía de sus dos padres.

El tiempo que Ochmann y Castillo compartieron en la teleserie ciertamente dejó una relación de complicidad y buena química frente a la cámara. Esta vuelve a aflorar en la película de Ybarra y hace que la dinámica de amor y odio que se teje entre la pareja, que vuelve a reunirse para cumplir el sueño de su hijo enfermo, se perciba bastante natural y familiar y bajo la cual cobijan las imperfecciones interpretativas del debutante Aramayo.

Pese a la simpleza narrativa, en la película se maneja un buen ritmo, con momentos que llegan a la emotividad sin ser cursis y otros más divertidos, que no caen en el ridículo y la exageración, todos resueltos frente a un manejo de cámara que guarda coherencia con las diferentes situaciones emocionales.

Los 85 minutos que dura la función son suficientes para resolver una cinta -de fácil pronóstico- que no exige mucho de la audiencia, donde las reflexiones que podría dejar la trama simplemente se quedan en buenas intenciones, pero que de todos modos cumple su cometido de entretenimiento familiar.

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